Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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Ese día lo pasaron juntos, y en la noche Eddie volvió a su casa. Prendió las luces, era Octubre y el frío se sentía un poco más, pensaba en el invierno y tenía tanto miedo del futuro que no sabía realmente qué pensar, odiaba que su cabeza diera muchas vueltas recreando falsos escenarios, tras lo sucedido con Augustine sentía miedo de que todo se fuera a pique entre ambos.
Augustine por su parte estaba en su cuarto, desempolvaba algunas cosas que tenía en cajas, sobre todo unos cómics de su hermano, entre medio de uno salió un antiguo examen de matemáticas de Evan, donde le habían puesto una pésima calificación y aparte una citación a su madre y a su padre, la chica cerró sus ojos, quería llorar, pero respiró.
¿En serio Evan estaría contento de llorarlo tanto?
Se recostó un segundo en su cama y cerró sus ojos.
— Acá está cool— Evan estaba sentado en un pilar blanco. Usaba una camisa a cuadros color rojo y una playera negra de Iron Maiden, era de Somewhere in Time— He olvidado mi guitarra allá, acá no puedo comprar una— se encogió de hombros.
Augustine abrió sus ojos, y quería tocarlo, pero no podía.
— Evan ¿Por qué estás conmigo?— la chica lo miraba detenidamente.
— ¿Y por qué no?— se rio— Puedo estar en todos lados, tú no puedes hacerlo, pero yo sí. Puedo ganarte en algo al fin—le dedicó su hilera de dientes— ¿No te parece bonita mi nueva casa?— aquello se veía blanco, pero de pronto, se convirtió en un cuarto lleno de luces.
— Augustine...despierta— era la voz de su padre. La chica se sentó en la cama, estaba sudada, había tenido un sueño con Evan. Le gustaba estar ahí, con él, y cuando notó su fea realidad, se largó a llorar.
— Soñé con Evan— tapó sus ojos—Y fue...tan real— soltó en un grito ahogado. James la abrazó y besó su cabello, justo donde comenzaba. Su padre dio masajes en su espalda y suspiró.
— Hija mía, yo sueño con él todas las noches—El hombre sollozó—extraño tanto a Evan.
—Me dijo que ha olvidado su guitarra—soltó entre llantos— Me dijo que ha olvidado la suya acá. Fue como hablar con él.
Aquellas palabras destrozaban el corazón de James. Se quedaron ahí un buen rato, hasta que bajaron a cenar algo, su padre había cocinado pasta al pesto y pasaron a la mesa, esa noche comieron con cerveza y en silencio.
Eddie seguía solo en casa, se recostó y recordaba su conversación con Augustine, ella tenía razón, y él la amaba tanto que no quería generar conflictos entre ambos. De igual forma fue por una cerveza a la nevera, y terminó de fumarse el porro que dejó a medias, miraba el techo y aquello se transformaba de a poco en la vía láctea
Cerró sus ojos, y sólo veía a su madre, le hablaba desde el techo, riéndose.
— Ves Eddie...dejaste morir a tu amigo— la mujer se reía y lo apuntaba con el dedo—Por eso te dejé— De la nada apareció Evan, con sus ojos negros y le sonreía.
