Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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— ¿Podemos hablar un momento?— la chica miró a Marianne. Estaban en su cuarto, había un silencio incómodo. La rubia miró divertida a Augustine, usaba un vestido corto y apretado, y la chica no podía entender cómo es que su amiga podía siquiera reírse.
— ¿Qué te ha pasado?— la abrazó.
— Marianne, le dijiste a Eddie lo de David, además mentiste ¿Qué ganabas con eso?— le preguntó un tanto molesta.
— No he mentido, y sólo se lo he comentado. No seas dramática— Desordenó el cabello de su amiga y se acercó a olfatearla— Ya veo que se han pegado un buen revolcón— La chica se sonrojó.
— No seas idiota— puso sus ojos en blanco— Sólo quería aclarar lo de hoy, Eddie pensaba que estaba con alguien más, cuando no es así, cortamos con David, y también sabes que todos los chicos de la universidad han sido unos patanes de primera.
— ¿Eso quiere decir que lo tuyo y lo de Eddie va en serio?— Marianne se sentó en su cama y se cruzó de piernas. Augustine no sabía qué responder realmente, esa noche se habían hecho una declaración de amor, y sinceramente no sabía cómo continuar, estar enamorados no es sinónimo de tener una relación afectiva con nombre, aunque Augustine soñaba con algo como eso.
— ¿Por qué no iría?— no quiso demostrar ni una sola pizca de debilidad.
— Porque es un hombre y ya, además se nota que los chicos como él juegan con todas— Marianne la abrazó— Es sólo que he notado unas miradas raras de su parte y sólo cumplo con advertirte, pues no quiero que juegue con tu corazón—Augustine respiró nerviosa, creía en el amor de Eddie, pero por otro lado, era consciente de que su amiga era hermosa, y ella se sentía tan diminuta a su lado.
— Pues...confío en Eddie— soltó la chica, en un hilo de voz.
— Pues claro que puedes confiar en él— Marianne le hablaba como si fuera una chiquita de cinco años— Yo sólo cumplo con advertir, pero bueno, sólo confiemos en que Eddie sea un buen candidato para mi mejor amiga—La chica la miró— ¿Mejores amigas?
— Claro, mejores amigas— Augustine suspiró y le sonrió débil.
Salieron del cuarto de Augustine, Marianne adelantó su paso y Eddie justo iba subiendo las escaleras, se encontró a las dos bajando, pero él decidió esperar a encontrarse con Augustine, tomó su brazo con delicadeza y la miró a los ojos.
— ¿Está todo bien?— preguntó con una sonrisa en su rostro.
—Sí— respondió ella.
— Siento que no está todo así de bien como dices— Eddie habló gracioso, tomó sus manos— ¿Qué pasa, corazón?—Eddie buscaba sus labios, sus rizos hacían cosquillas en el rostro de Augustine.
— Ha sido Marianne, pues ella está loca por ti y no sé. Es guapa—Se sinceró, pero Eddie soltó una risita.
—¿Es realmente tu amiga?— Eddie preguntó gracioso— Porque veo que te llena de inseguridades, y yo creo que es sólo una envidiosa.
