John Beaman 🐝💐🎮

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Edad: 21 añosGenero: MasculinoEstatura: 1

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Edad: 21 años
Genero: Masculino
Estatura: 1.68
Personalidad: Animoso, trabajador, responsable, persistente, parlanchin, tímido, cariñoso, respetuoso, nervioso, sincero
Gustos: Los abrazos, probar el néctar de distintas flores, la miel, pasar tiempo con sus amigos, jugar videojuegos, decir datos curiosos cada tanto.
Disgustos: Ser hecho menos por su género, que piensen que no puede lograr sus sueños, el sexo, estar en una relación (detalles en la historia)

Ser un zángano no es nada fácil. No por nada, el nombre se emplea de forma despectiva para referirse a alguien inútil y holgazán que solamente se aprovechan de los demás. Aunque, gran parte de este desprecio se ha ganado se ha ganado de forma muy injusta, y solamente hace falta ver a la historia para darse cuenta de esto.

Dentro de los apoideos, o más comúnmente conocidos como abejas, las costumbres heredadas durante años de historia y evolución son muy fuertes. No por nada, los miembros de la especie son bastante diligentes y trabajadores, algo que se sabe gracias a las diferentes "colmenas" que existen alrededor del mundo, que son lugares donde se elabora miel y productos derivados a gran escala.

Trabajar en una de estas colmenas es un privilegio, aunque si eres un zángano, poco podrás hacer aquí más que apoyar en la elaboración de la miel. No es un proceso que todos quieran conocer, pero el néctar pasa muchas veces por el buche de varias otras abejas (y en algunos casos zánganos) para que se mezclen con sus encimas y puedan crear la miel.

Pero más allá de eso, el zángano no tiene demasiado futuro en la colmena, es por eso que una gran mayoría prefiere optar por otra clase de oportunidades fuera de esta, aunque no siempre por el mismo motivo. Algunos quieren más oportunidades que pasar la vida regurgitando néctar para hacer miel, mientras que otros quieres probar su propia valía ante las hembras de su especie.

Antiguamente, era bastante común que los zánganos tuvieran una esperanza de vida muy corta. Cuando alcanzaban su madurez sexual, se esperaba que se aparearan con una abeja reina virgen para fertilizarla y así dar comienzo a una colonia. Además de esto, también mantenían calientes a las larvas cuando todavía no llegaba su hora de aparearse.

Desprovistos de las lenguas largas necesarias para recolectar néctar, de las glándulas para almacenarlo a gran escala como sus hermanas, y de él pelaje suficiente como para recoger polen, ellos no tenían mucha más función en su vida, y todo esto no hubiera sido del todo malo si no fuera por lo que les pasaba después del apareamiento. Se podría decir que era una misión suicida lo que hacían.

Respecto al tema sexual, los zánganos siempre han sido delicados. Luego de aparearse con alguna reina, la intensidad del apareamiento hacía que sus miembros reproductores se desprendieran de su abdomen y terminarán dejando sus tripas regadas para cuando el acto terminaba.

A pesar de ser funciones importantes las que desempeñaban, pues estaban dando su vida para ayudar a su colonia, no eran valorados, pues debido a lo prescindibles que eran, ante los ojos de las abejas, los zánganos no tenían demasiada importancia, y eso se llegaba a notar en el trato que recibían.

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