¡YAXLEY Y BLACK SE ODIAN Y
ESTAN OBLIGADOS A CASARSE!
━━━Mallory Yaxley le hacía honor a su nombre, era sin duda una chica desafortunada, había perdido a su padre a una corta edad y ahora su madre parecía seguir su camino, por lo que dejar a su hija...
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—¿Te gusta la ensalada? —preguntó el pelinegro frente a ella.
Mallory levantó la mirada, con su cabeza apoyada en su mano, viendo que leia el papel de preguntas que a ambos les habían enviado sus padres, para ignorarlo y volver a mirar su libro. Seguía molesta con él, y también él con ella, pero la diferencia era que aunque estuviera molesto, a Sirius Black le contaba no hablar siquiera por un segundo. Era la persona más habladora que había conocido en su vida, incluso habia hablado solo anteriormente, era extraño y un poco perturbante. La slytherin no lo decía muy alto pero presentía que eran problemas mentales provenientes del incesto entre sus padres.
Sintió lástima de pensar que podría ser que sus hijos tuvieran ese miso destino, hablar solos cuando nadie los escuchaba, pero había decidido ignorar ese pensamiento, el hecho de que tendría hijos con Sirius Black, así de bajo había caído, ambas, su madre y ella pues eso contaba como una derrota para ambas. Solo respiro pesadamente, mientras pasaba la página de su libro, había pasado bastante tiempo desde la última vez que había tomado un libro por entretenimiento, pero Sirius Orion Black había logrado aburrirla hasta ese límite.
—¿Que tipo de ensalada? —preguntó después de varios minutos, sabía que eso molestaría a Sirius.
Si el propósito de sus madres era hacer que se conocieran, lo habían logrado. Mallory ahora sabía que Sirius Black odiaba cuando alguien respondía su pregunta con una pregunta, su tercera cita y ya sabía algo nuevo; como molestarlo.
—De verduras.
—¿Cocida? —levantó la ceja.
—No lo sé, ¿supongo? —negó con la cabeza con frustración— ¿Sabes que? Cambio de pregunta, ¿te gustan los vegetales? —ella no respondió pasando la página de su libro— Apuesto a que si, como a tu madre les gustan los hombres en estado vegetal.
La pelirroja lo fulmino con la mirada, notando que acababa de tener la respuesta que había esperado. Se maldijo a si misma mientras Sirius solo reía sacando una libreta, anotando algo para volver a guardarla.
—¿Que tienes allí? —se atrevió a preguntar intentando sonar no muy interesada.
—Anoto todas las veces que te hago enfadar.
Le enseñó un cuadro con sus dos nombres, abajo de ellos palitos, mientras el lado de Sirius estaba vacío, el de ella tenía tres veces. Solo rodó los ojos.
—Eso es injusto, no anotas las veces en las que te hago yo molestar. Ridículo —levantó la ceja para volver su mirada a su libro.
—Es porque no me haces molestar. ¿Sabes? Desde que me veo en la obligación de hablarte, he aprendido mucho sobre el autocontrol y como no querer lanzarme por la ventana. Pero esta bien —dejó la libreta frente a ella—. Puedes anotar cada vez que... me hagas molestar.
