XLVIII. ( oh bride )

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Sirius le había prometido que todo estaría bien aunque no sabía si lo estaría. Se lo había prometido todo el mes, entre sus sabanas y en las cartas diarias que le mandaba, lo había prometido como la única cosa de la que estaba segura; de que estarían bien ambos y que saldrían de eso, no importaba que y quería creerle, pero una parte de ella no lo hacía, no podía apoyarse totalmente en un futuro incierto y un plan que era demasiado bueno para ser verdad, aunque una parte de ella sí quería hacerlo, quería evitar ese dolor de cabeza que la había estado atormentando durante las últimas semanas. Uno que se había agudizado ese día, el día en que se casaría, o más bien el día en el que la plantarían y debía de hacer un escándalo. Aludra y Regulus sabían que estaba con Sirius, pero no sabían de su plan, así que debía de verse afectada, y lo hacía, los nervios la comían viva mientras no podía creer que estaba frente al espejo con ese vestido, uno tan hermoso que incluso le daban ganas de casarse.

—Lindas bubis —le dijo Aludra a la entrando a la habitación aún en bata y recién bañada con bocadillos que probablemente había robado de la cocina para la boda, la cuál sería en una de las tantas mansiones Black, que era particularmente enorme, en el campo y comenzaba a repletarse de gente—. ¿Quieres?

—Por favor —le pidió para meterse tres a la boca—. Estoy muriendome de hambre, no he cenado ni desayunado, aún así siento que he subido de peso.

—Tus bubis han subido de peso, se ven grandiosas, y te lo dice una Black que por genética tiene bubis grandiosas —guiñó el ojo a lo que ambas Yaxley rieron.

—Se ven fantásticas ¿verdad? —le preguntó su madre a la pelinegra a lo que Mallory solo rió sin darle demasiada importancia—. Te ves hermosa hoy, hija. Estás preciosa, me recuerdas a mi a tu edad... solo que menos pelirroja y más feliz.

—Estoy nerviosa, es todo —jugueteó ligeramente con el velo tan largo que sentía que pesaba— Oye ¿has visto a Sirius? —tanteó con nervios, Aludra negó con la cabeza.

—El novio no puede ver a la novia el mismo día del matrimonio hasta que este en el altar, todos saben eso, hija —le dijo para comenzar a peinar su cabello—. Podría usar magia para hacerte el peinado, pero... quiero recordar este día para siempre. El tacto de tu cabello y recordar cuando te lo peinaba en los trenes que cruzaban Italia mientras viajabamos. Eres casi una adulta.

—No porque me case significa que lo soy, mamá. Solo pretendemos que Sirius y yo lo somos —mordió su labio incómodamente—. ¿Recogido?

—Mamá dijo que seguirías la tradición de toda mujer al unirse a Los Black —dijo de pronto la chica para pararse a su lado—. El cabello suelto, lacio y... detrás de los hombros. Hoy te vuelves una Black, mi querida amiga. Y de una Black, a otra Black, te puedo decir que nunca estarás sola.

Mallory la miró a los ojos para tomar sus manos y asentir con una sonrisa de calma, aunque no sabía hasta donde llegaría su mentira. Su vida estaba entre sus propias manos y era fuego con lo que jugaba, un movimiento en falso y caía ella, Sirius y todo lo que pudo haber sido. Era un juego de ajedrez de vida o muerte, en el que ganaba o no había vuelta atrás, y ella debía de ganar. 

Debía de ganar porque eso era lo que significaba su apellido; ser una ganadora, porque había nacido para ser una ganadora y tenía la frente en alto por sobre problema alguno, y si debía de hacerlo, sepultaría a todos los peones que debía de sepultar entre su fortuna y saldría victoriosa, porque no solo era dinero y poder, era su legado, lo que su padre había hecho, y lo que le pertenecía. Su padre había dado su vida por sus posesiones y no había dudado dos veces en ponerla en sus manos, no había pensado en intentar tener un hijo hombre, había confiado en ella y no lo defraudaría, no sería reducida a un matrimonio ni tampoco perdería por lo que tanto había él luchado, tal y como se lo había prometido. Porque un Yaxley jamás era derrotado por un Black.

SEMPITERNAL # sirius blackWo Geschichten leben. Entdecke jetzt