LXIX. ( just for your mother? )

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Regulus odiaba el agua, Mallory apenas lo notaba.

Lo vió salir del baño de su habitación totalmente rojo mientras se sonaba la nariz y con una toalla en la cintura. Ella regresó su mirada a su libro mientras él se cambiaba y entonces lo sintió sentarse al otro lado de la cama. Ambos se quedaron en silencio.

Era la tercera noche que pasaban juntos en la que sería su habitación de casados, recién llegados de Hogwarts y algo cansado. Mallory se sentía agotada, como si su bebé fuera un vampiro agarrado a su cuello que absorbía su sangre y le hacía doler la espalda. Estaba cansada. Su cuerpo y mente lo estaban. Había pasado mucho desde la última vez que había sentido una sensación de despreocupación, era como si todo se hubiera tornado en gris. O más bien en negro.

En especial desde que Sirius ya no estaba.

—Maldita agua, me entró por la nariz —se quejó Regulus mientras se cubría con las cobijas—. Nunca metas tu cabeza en la tina, es mala idea.

—No uso la tina, Regulus, temo no poder levantarme si lo hago —le respondió con un tono de amargura, él solo se quedó callado.

Siempre estaban callados. Lo pudo escuchar durante toda la noche moverse como si fuera él quien estaba embarazado, pero en ningún momento le hablo.

Durante la cena de víspera navideña permanecieron igual, tan callados que se sentía como si hubieran hecho algo malo. Ella llevaba un hijo que no era de él, él le era infiel con su mejor amigo.

Siempre había escuchado que las relaciones que tenían un mal comienzo, en general eran bastante malas pero no sabía si podía decir que ellos tenían una relación.

Regulus era extraño, un día podía ser un desconocido y el otro, lo único que tenía. Así que no sabía si podía amarlo.

Probablemente no podría si Sirius seguía merodeando en su mente de forma tan descarada incluso en los peores momentos. Su olor, sus brazos, su rostro y esa sonrisa que parecía ser solo para ella. La estaba matando y carcomiendo hasta los huesos.

Walburga tocó su pulsera y casi como un reflejo, Mallory pudo su mano sobre la de ella viéndola sonreír ligeramente con malicia.

—Quiero verlo, a mi nieto. No tienes razón alguna para esconderte aquí, todos sabemos que estás embarazada.

La adolescente miro a todos a su alrededor sin saber cómo reaccionar. Era verdad que el núcleo Black y su madre, quienes eran los únicos presentes, sabían de su embarazo pero no sabían que ella no se había quitado la pulsera ni siquiera para bañarse o dormir.

Sentía el peso y a raíz de ello podía deducir que estaba grande, y por eso mismo le tenía miedo. No tenía idea de si estaba saludable o cuantos meses tenía, estaba en ignorancia total y prefería quedarse así.

Walburga la presionó y entonces ella accedió, se quito la pulsera y pudo ver la sombra del bulto en su abdomen asomarse, no quiso mirarlo directamente, a diferencia de todos a su alrededor.

—Parate, por favor —le dijo la monarca Black, y ella se vió obligada a obedecer.

Todos miraban su abdomen, no a ella. Era como si ya no existiera, y le ardía saber que miraban con fascinación la razón de que llorara todas las noches, la razón por la que más se odiaba a si misma.

Cómo si fuera un animal de un circo, alguien ridículo, aceptando las manos ajenas en su cuerpo y felicitaciones que se sentían como burlas. Mallory Yaxley jamás se había sentido tan humillada.

—Miralo —le dijo su madre viéndola llorosa mientras tomaba su mano y la ponía en su abdomen, ella sintió un escalofrío ante el tacto con su propio abdomen y casi sin darse cuenta bajo la mirada.

SEMPITERNAL # sirius blackWhere stories live. Discover now