L. ( she knows )

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SHE KNOWS
chapter numer fifty

Su madre había logrado caer dormida antes que ella ciertamente, pues en realidad estaba demasiado nerviosa para saber que hacer o decir. Sirius estaba con los Potter, eso lo sabía bien pero no había llegado una carta de él y no sabía si debía de ella enviarle una carta con lo peligroso que era, y los Potter vivían considerablemente lejos así que no tenía demasiadas opciones de ir sin dejar rastro seguible. Aún estaba nerviosa y ansiosa y el clima algo tempestuoso no le ayudaba a calmarse. Se levantó a ir al baño para luego bajar a la cocina cuando sintió que alguien rascaba su puerta, eran las tres de la madrugada y no era muy supersticiosa pero sí estaba nerviosa previamente, pero en ese momento.

Abrió la puerta con nervios y vio a un perro negro el cuál reconoció al instante. Lo dejó pasar para cerrar la puerta atrás de ella y ver a Sirius volverse un humano nuevamente frente a ella y aún estando totalmente mojado, acerarse a ella con rapidez y dejar un largo beso en sus labios entre risas, estaba igual se nervioso pues temblaba o tal vez la lluvia de verano había sido lo suficiente como para que se le bajara la presión. Iban a ganar, parecía que iban a hacerlo, tomar el dinero y verle la cara de estúpida a Walburga, un par de adolescentes.

—Peter lo vio todo, Salvatore es tan bueno sin siquiera saberlo —comenzó a besar su cuello.

—¿Peter?

—Es  una rata, estuvo allí todo el tiempo.

—Ew.

Ambos rieron cuando de pronto se escuchó un ruido, lo que hizo que subieran corriendo a su habitación y que la cerrara. Se sentía como la cosa más ilegal que había hecho, le dio una toalla y comenzó a contarle con sus propias palabras como las cosas se habían dado. No quería decirle demasiado de sus sospechas de Aludra, pero al cabo de las horas conversando, decidió hacerlo.

—Tu madre... ella volteó a preguntarle a Aludra por nosotros... es normal, lo sé, pero... ¿no debía ser a Regulus? Supuestamente él siempre era su espía, entonces ¿por qué volteó a preguntarle a Aludra?

Sirius se quedó en silencio por varios segundos sin saber que decir. Acarició su cabello y la pegó a su pecho solo para suspirar y dejar un beso en su cabello.

—No lo sé...

Se quedaron así por varias horas, pensando en lo desastroso que había sido su día de bodas y cómo de alguna forma resultaba ser divertido. Probablemente era su mayor acto de rebeldía, pero sabía que volvería a hacerlo más veces si debía porque era feliz, estaba bien con Sirius y él con ella, por fin parecía encontrar un poco de realidad entre tantas mentiras y se quería aferrar a eso. No había un Plan B, o salía todo bien o salía todo mal, cosa que en realidad los preocupaba más que nada en el mundo, con la única excepción de que no querían preocupar al otro, pero por dentro lo sabían, que compartían el mismo miedo de que su plan fuera tan irreal como para que pudieran romperlo. Le temían a lo mismo; haberse equivocado por una sensación de libertad ante sus propias decisiones.

Mallory se aferró a ese momento y lo abrazó deseando que él estuviera por la mañana, pero no fue él quien lo despertó al día siguiente, sino fue su madre acariciando su cabello para despertarla. Ella abrió los ojos y le sonrió con un poco de incomodidad para levantarse preocupada, tras todo eso, jamás hubiera esperado que su madre la despertara tan temprano, pero lo había hecho.

—Walburga quiere hablar contigo —le dijo, cosa que la puso tan nerviosa como para querer vomitar—. A solas.

Sí, allí estaba. Alcanzó un tacho de basura y vomitó en este cosa que preocupó y asqueo a su madre. Siempre había sido de vomitar cuando tenía sentimientos demasiado fuertes, como llorar por mucho tiempo o esos momentos en los que sentía que había sido descubierta por la mujer que más miedo le tenía; Walburga. Tomó una larga ducha y se puso la ropa más apagada y simple que encontró, dejando un lado su vanidad y ganas de alcanzar un labial en ese momento.

SEMPITERNAL # sirius blackWhere stories live. Discover now