XXXIII. ( fuck you, black )

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—Lo siento tanto, Cas. Esto es mi culpa —le dijo Mallory mientras desayunaban, la pelinegra negó con la cabeza calmandola—. Sí, yo insistí que ese perro entrara, pero conmigo se portó muy bien.

—Tranquila, no es tu culpa. Yo lo iba tratando mal desde el día anterior.

—De verdad lo siento, Dorcas. Perdóname.

Por su lado, los y las gryffindor miraban fijamente a Sirius mientras él llevaba un pan a su boca con orgullo. Le gustaba, claro que lo hacía, como si para ese punto la tensión entre ambos no hubiera sido lo suficientemente obvia. Planeaba decírselo, decirle que le gustaba demasiado y que no había razón para estar más tiempo alejados y separados, pero tenía que ser especial e importante para ambos.

Con los matrimonios arreglados jamás se llegaba a nada interesante, principalmente porque por lo general solamente había desinterés en el tema. En su caso, ambos habían estado en desacuerdo, el suficiente como para darle atención al tema y terminar por sentir una atracción que estaba seguro que sentiría naturalmente. Eran de esas personas que de alguna forma u otra eran compatibles aunque no parecía haber oportunidad de que lo fueran. Pero jamás se había sentido así, y estaba seguro de que ella tampoco.

Jamás había sido bueno en lo de confesarse, pues de hecho nada había pasado de insinuaciones sexuales o tontas confesiones de la otra persona. Sabía que no podía usar la misma táctica, que no era como hablar con una chica convencional y que era una confesión de ganar o morir, así que se preparó como si de su boda se tratara, se bañó por segunda vez, puso perfume en su cuello y cepilló por diez minutos sus dientes, hasta que sus encías dolieran. Lavó su rostro con los productos de Lily y se puso la ropa que jamás pensó que se pondría en un día cotidiano en Hogwarts, pero no era un día cotidiano.

Sus amigos silbaron y las chicas aplaudieron, menos Penelope que se veía algo fastidiada. No podía evitarlo, no había sido su oportunidad y de hecho jamás había tenido una.

Caminó con confianza, como siempre solía hacerlo, imaginándose la relación sentimental previa al matrimonio. Le daría sus chaquetas y saldrían por las noches, le diría que era un animago y le diría a todo Hogwarts que era su novia y que eran felices. El matrimonio sería menos pesado y por primera vez parecía haber una luz en su relación.

O eso creía hasta que la vio, besando la frente de Regulus con su mano sobre la suya. Lo vio reír para abrazarla, y curiosamente ella aceptaba. Mallory Yaxley que ni siquiera dejaba que su mejor amigo la abrazara. Le gustaba, se lo había dicho sin siquiera saberlo, o tal vez lo había malinterpretado, tal vez estaba malinterpretando eso, sus pensamientos eran diversos y esperaba que parte de ellos fueran falsos. ¿Y si ellos dos tenían una historia de la que jamás había estado consiente?

—Eres muy importante para mí, Regulus —la escuchó decir mientras se escondía detrás de un muro—. Cuando el matrimonio pase seremos una familia. Tendremos una familia, te lo aseguro.

—¿Conmigo?

—Contigo, Reg.

Más claro que el agua, era un idiota. Solo frunció el entrecejo para irse sin voltear, sin querer saber nada más. No sabía lo que había pasado, que era a lo que Mallory se había referido, pero era bastante obvio de que ella y Regulus querían estar juntos, y a peor parte era que podían, y él solo quedaba a un lado.

—Contigo, con Aludra y Salvatore lejos de Walburga y Orion —desordenó su cabello sonriendole  para pasar su mano por las cicatrices de su mano—. Ya prácticamente eres mi cuñado. El tío de mis herederos.

—De tus hijos, Mallory. Y los de Sirius —hizo una cara de disgusto a lo que ella rió—. A puesto a que será un buen padre, solo... nunca le digas que lo dije.

SEMPITERNAL # sirius blackHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin