LXXIII. mamma

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Ser madre era una mierda. Toda la vida resultaba haberse vuelto una verdadera mierda.

Walburga había insistido que no debía de salir de la casa durante le primer mes post parto, y eran numeradas las veces que había visto a Aludra en el ultimo mes, y nulas las veces en las que habían compartido un momento a solas. Siempre era justificado por Regulus con que ella estaba muy ocupada planeando su matrimonio, pero era obvio que esa era otra mentira más de su esposo.

En realidad las numerosas conversaciones "sin filtro" que ambos compartían resultaban por ser tan inútiles como sus ruegos por cumplir el trato que anteriormente habían saldado. Siempre había una maldita excusa y Mallory estaba en realidad un poco cansada.

Cansada de su matrimonio, cansada de su familia, cansada de su vida, cansada de ella misma y cansada de aquel maldito bebé que lloraba cada madrugada, gritando su nombre, cansada de aquel dolor que sentía en sus pechos, cansada de su cuerpo, cansada de su cara, cansada de la voz de su esposo, cansada de los diecisiete. Aunque, ahora que lo recordaba había cumplido dieciocho no mucho tiempo atrás.

Nadie lo había recordado, ni siquiera ella misma. Mallory había dejado de ser importante incluso para ella, pero eso ya no importaba, nada importaba. Ella solo quería descansar, cosa que a voz de los demás siempre hacía.

Según las palabras de Walburga o los susurros de Bellatrix y Cedrella, todos la llamaban lo que ella sabía que era; negligente. Por la madrugada, ella siempre despertaba diez minutos antes de que Scorpius llorara, se dirigía a su cuna, lo veía moverse como si sintiera su presencia y entonces regresaba a su cama, miraba a un punto fijo y entonces el niño comenzaba a llorar, era así cuando Regulus se levantaba e iba por el niño, a pesar que él sabía que ella estaba despertaba y que no era su responsabilidad, pero aún así lo hacía. Probablemente porque sabía que una vez que él regresara a Hogwarts, solo quedaría ella para hacer ese trabajo por las noches.

Sin embargo una noche todo cambio. Ella se levantó, caminó arrastrando su pijama por el suelo y entonces se detuvo frente a su cuna, y lo miró hasta que comenzó a llorar. Chilló para despertar a Regulus, quien al verla parada al lado de la cuna esperó que ella hiciera algo, pero no hizo nada, solo miró al bebé que alzaba sus brazos, entonces sintió el liquido correr por sus pechos porque ahora ni siquiera podía controlar su cuerpo y un par de lagrimas cayeron de sus ojos.

No lloro, porque eso era demasiado humano para lo que se sentía, pero las lagrimas sí cayeron, solo dos, casi al mismo tiempo hasta que Regulus se asomó a su lado y la miró, no con incredulidad como ella hubiera pensado, sino con un sentimiento aún más dañino que ese; lastima.

El pelinegro levantó al bebé en sus brazos y lo acurruco como siempre, pero ella se mantuvo allí. No paralizada, solo pensativa, recordando los viejos tiempos que era las únicas veces en las que podía ser feliz, y recordó la vez en la que Sirius se había asustado tras robarle un beso a mitad de pelea, arrepintiéndose al instante de su impulsividad, y se permitió a si misma reír, en voz muy baja que no había pasado desapercibida por el aturdido Regulus que no la pasaba mucho mejor en la relación.

―¿Que sucede? ―preguntó él, su pregunta le hizo volver a reír pero esta vez con algo de amargura― ¿Que es tan gracioso?

―Tuve un recuerdo ―confesó ella sintiendo su rostro endurecerse con amargura.

―¿Un deja vu?

Mallory pensó por unos segundos que en realidad cada vez que veía a su hijo, era un deja vu con Sirius, porque era su hijo, porque se parecía a él o porque el protagonista de su último recuerdo juntos era Scorpius, entonces tal vez esa era la razón por la que le ardía tanto el cuerpo ver a su hijo.

SEMPITERNAL # sirius blackWhere stories live. Discover now