The Villain that Reincarnated into the World of a BL Game goes Astray

Capitulo 21: POV de la Princesa Consorte Jane (I)

Nota del autor: Este capítulo contiene una larga explicación. Pueden simplemente hojearlo, no van a perder el hilo de la historia.

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"Princesa Consorte~"

Cuando giró la cabeza hacia esa voz alegre, pudo ver a Fania agitando la mano con grandes movimientos mientras se escabullía hacia ella. Detrás de él le seguían dos caballeros de guardia que intentaban alcanzarle.

"Sólo dos caballeros de guardia, Alfred se ha vuelto flojo". Las palabras se filtraron de su boca que estaba oculta detrás del abanico plegable, expresando su sorpresa.

Fue hace cuatro años que Fania colapsó por consumir el veneno. Fue un incidente que ocurrió durante la "Ceremonia del Portador de la Espada" de su hijo. Ella admiró al joven que fue capaz de sobrevivir.

Hasta ese incidente, ella sólo pensaba que Fania era alguien a quien su hijo favorecía más en ese momento. Como un amigo muy cercano o algo así. Pero cuando vio a su hijo berreando y desmoronándose debido al incidente, inmediatamente se dio cuenta de que su relación no era tan simple.

El responsable de envenenar los dulces que debían ser obsequios del rey fue detenido rápidamente. También se descubrió la ruta por la que se obtuvo el veneno, y el propio perpetrador se confesó. Basándose en eso, encontraron sucesivamente a todas las personas relacionadas.

Sin embargo, fue sólo hasta ese punto.

No había pruebas que pudieran conducir al presunto autor intelectual: la Segunda Consorte Algarina y su padre, el Gran Duque. Sólo estaba la confesión del culpable, pero no era suficiente para constituir una prueba como tal. Si afirmaban que todo era mentira, el asunto llegaría a un punto muerto. Al final, toda la investigación resultó únicamente como cortarle la cola a un lagarto.

Por supuesto, Alfred no podía aceptarlo, así que hizo muchas peticiones directamente a Su Majestad el Rey. Sin embargo, Su Majestad no ordenó nada para tratar el asunto. No fue capaz de hacerlo.

Cuando Alfred acudió a ella para pedirle ayuda, había pasado casi medio año desde que Fania fue envenenada. Sorprendida por el llanto de frustración de su hijo frente a ella, al verlo desconsolado por la pena, exhaló un suspiro ante la escena.

Alfred guardaba rencor a quien dejó que envenenaran a Fania. Sin embargo, sólo podía apretar los dientes por su impotencia de no poder hacer nada al respecto. Aún así, no se rindió y dependió de su madre biológica, la Princesa Consorte Jane.

Jane tenía un profundo afecto hacia su hijo, Alfred. Era un vínculo poco común entre una reina y su hijo.
"Algarina es realmente una mujer tonta". Jane escondió la boca tras el abanico y habló consigo misma.

Si tan sólo esa mujer no le pusiera la mano encima a la preciosa gente de Jane, no tendría un final terrible. Jane no era una dama tan indulgente como para dejar que alguien que intentara hacer daño a su hijo saliera indemne.

Jane nació en la realeza, y aceptó obedientemente su destino de casarse por razones políticas. El hombre con el que se casó tenía una prometida desde su infancia, y a los tres meses de casarse con Jane, quiso tomar a esa mujer como segunda consorte sin pensárselo dos veces.

Finalmente, Jane consiguió dar a luz a un hijo con su marido, que sólo acudía a ella para las visitas nocturnas por sentido del deber, por lo que se sintió aliviada de haber cumplido con su papel. Para cuando Jane estaba embarazada de Alfred, Algarina había dado a luz a tres princesas y también al Primer Príncipe. Jane, a quien Algarina lanzaba miradas de suficiencia, sólo podía cavilar.