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Dan llegó al bar Byeori, un bar gay con fachada de cantina para gente de alta alcurnia al que acudían algunos famosos.

El horario que marcaba en su página indicaba que aún no abrían. Dan no tardó mucho en llegar ya que estaba a unos minutos del gimnasio.

Una vez que llegó, encontró a Jaekyung, en la mesa más cercana a la entrada, durmiendo, con algunas ojeras, su figura musculosa y rígida ahora parecía completamente indefensa.

— Ah… Joder… Me duele la maldita cabeza, pero no tanto como mi puto hombro — dijo Jaekyung murmurando un poco.

— ¿Jaekyung? — preguntó Dan todavía sorprendido por el estado del luchador.

— ¿Por qué tardaste demasiado? He estado esperando que alguien me recoja y me lleve a casa.

—Usted dice que es independiente, pero de todos modos déjeme llevarlo a su casa — dijo Dan recogiendo algunas cosas que dejó en la mesa y haciéndolo levantarse de donde estaba — Oh Dios, por favor trate de caminar señor.

— Lo estoy intentando, pero no tengo maldito equilibrio — Jaekyung titubeaba y tropezaba mientras Dan trataba de mantenerlo en pie.

— No puedo creer que esté haciendo esto.

Sin embargo, la situación empeoró cuando Jae, incapaz de mantenerse en pie, chocó su cabeza contra un poste cercano.

— No me dolió — dijo Jaekyung enderezando su cuerpo torpemente y colocándose una mano en la frente.

Con gran esfuerzo, Dan logró subir a Jaekyung al taxi en el que venía, e indicó la dirección del edificio donde vivía el peleador.

Durante el trayecto, Jaekyung, en un estado de embriaguez, sentía que se quería dormir y se sentía mareado. Sin querer recostó su cabeza sobre la de Dan.

Llegaron al edificio de Jaekyung, donde Dan, con una mezcla de molestia y compasión, trató de guiarlo hacia el interior. Eso implicaba un gran esfuerzo ya que Jaekyung pesaba más que Dan.

Esta era la primera vez que Dan ve a Jaekyung en un estado tan vulnerable, y la experiencia dejó en claro que incluso el luchador más fuerte podía caer bajo el peso de sus propios demonios.

Una vez en el penthouse, Dan hizo un esfuerzo considerable para llevarlo hasta su habitación. La embriaguez de Jae añadía dificultad a la tarea, y el forcejeo inadvertido los llevó a caer juntos sobre la cama de Jae. Dan, un poco desconcertado por la situación, intentó liberarse de la inesperada cercanía.

— Jaekyung, quítate de encima que pesas, no puedo respirar — dijo Dan empujando torpemente a Jaekyung por el pecho.

Jae, aún bajo la influencia del alcohol, sujetaba firmemente a Dan, impidiéndole alejarse. Con un destello travieso en los ojos, Jae soltó una risa torpe.

¿Por qué me miras así, Dan? Solías tener una mirada mucho más cálida.

Dan, sintiéndose incómodo y con la adrenalina corriendo por su cuerpo, intentó explicar la situación mientras luchaba por liberarse.

—  Jaekyung, no sé qué estás pensando, pero necesitas descansar.

Jae, sin prestar mucha atención a la respuesta de Dan, acercó su rostro al de él de una manera que pretendía ser seductora, rozando narices, pero que solo logró desconcertar más a Dan.

En el forcejeo, sus labios accidentalmente se encontraron en un beso fugaz. Dan, sorprendido por la inesperada acción, se separó rápidamente.

— Dios mío, señor Joo, ¿¡qué diablos está haciendo!? — dijo Dan aún en shock.

Jae, con una risa ronca, parecía disfrutar del caos momentáneo que había creado. Mientras Dan se enderezaba y trataba de recomponerse para zafarse de Jaekyung.

— Déjame besarte, hace mucho que no me dejas probar tus labios — dijo Jaekyung intentando besarlo nuevamente, aunque los intentos fueron torpes.

Dan, frustrado y bastante confundido por la situación, solo negó con la cabeza. Jaekyung se veía con cierta insistencia y desesperación en su mirada, se aferraba a Dan, y sus acciones se volvían más audaces.

Jaekyung se incorporó de una forma en la que Dan no se pudiera zafar, para poder quitarse la camiseta empapada de sudor, revelando nuevamente su atractivo físico, quería llamar la atención de Dan de una manera más directa.

—No entiendo por qué estás tan frío ahora.

— Jaekyung, solo déjame ir — dijo Dan ahora sintiendo la nariz de Jaekyung frotando la suya.

— ¿Por qué no me miras como miras a los demás? ¿Por qué me miras tan fríamente? ¿Por qué tan indiferente? ¿Por qué no me miras como lo hiciste esa noche? — dijo Jaekyung en un tono de voz (sorprendentemente) triste.

— Déjame ir, estás borracho Jaekyung,

— ¿Por qué no repetimos lo que pasó esa noche?

— ¿Qué noche?

— La noche antes de mi pelea, en Estados Unidos, tenías tantas ganas de sexo, aunque sé que fue por esa estúpida bebida... Tu mirada hacia mí fue tan tierna que me encantó.

— Jae, no estás en tus cabales, ¡por favor déjame ir!

— ¡Me dijiste que te gustó! ¡Que realmente te gusto! ¿¡Por qué ya no lo haces!?

— Jaekyung, no estás en tus cabales, y eso podría haber sido un malentendido de algo inconsciente que podría haber dicho, es inútil ahora — dijo Dan, sorprendido por la revelación de Jae y lidiando con la incomodidad de la situación, intentando mantener distancia — Y aparte... Yo no recuerdo haber dicho algo así.

Jaekyung solo miraba a Dan con una expresión de confusión y anhelo. Sus palabras salían entrecortadas, revelando una parte de él que rara vez mostraba.

— No sé por qué actúas así ahora — dijo Jaekyung en susurros — Quiero que me mires igual que antes. No quiero que me ignores.

Dan, sintiendo la presión de la situación y la evidente vulnerabilidad de Jae, buscó las palabras correctas para manejar la situación delicada.

— Las cosas han cambiado, no podemos retroceder en el tiempo, no estoy aquí para jugar a juegos confusos — dijo Dan — No recordarás esto cuando tengas resaca, así que por favor déjame ir

A pesar de las palabras de Dan, Jaekyung aún le sostenía la mirada, anhelante, buscando entender la desconexión entre el pasado y el presente, mientras Dan lidiaba con la complejidad de las emociones entrelazadas entre ellos.

— Quédate esta noche, no quiero estar solo.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora