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Dan caminó hasta el apartamento, donde Changmin estaba cuidando a Pang. desde el otro lado de la ventana podía ver que estaban viendo una película, mientras Pang tenía mordiendo uno de sus juguetes. De un momento a otro Pang le ladró a la televisión.

— Pienso lo mismo Pang, Jack también podía estar arriba de la tabla junto a Rose — dijo Changmin quien acarició la cabeza del cachorro.

La puerta se abrió, mostrando a Dan, y como un torpedo, Pang corrió hacia él y comenzó a saltar de felicidad.

— Hola Pangie, ¿me extrañaste chico? — dijo Dan, para adentrarse en el lugar y cerrar la puerta — Ya llegué Min.

— Que bueno Dan — dijo Changmin, mirando a Dan — ¿Y bien? ¿Cómo fue?

—Fue... complicado — comentó Dan, dejando su abrigo y sentándose en el sofá junto con el pelimarrón —Tuvimos una conversación demasiado honesta, ya le dije todo lo que tenía que decirle, se sintió bien

— ¿Limaron asperezas?

— Pues... Hablamos de lo nuestro, de lo que fue y lo que ya no puede ser. No es fácil, Min, pasé por mucho con él..

— Conociendo la historia entre ustedes dos, se nota que no es fácil Danny, pero te admiro por enfrentarlo — dijo Changmin, quién notó los ojos de Dan empezando a humedecerse — Pero aquí está mi pregunta, ¿cómo te sientes? ¿Sientes que valió la pena hablar con él?

— Aún no lo sé, pero me siento más ligero, más libre — dijo Dan, dejando salir sus lágrimas — Como si no tuviera peso sobre mis hombros, siento que puedo dejarlo ir ahora... Nunca antes había sentido algo como esto...

Changmin esbozó una sonrisa y abrazó a Dan.

— Eso es lo importante.... Y tú mereces ser feliz, Dan.

— Gracias Min — dijo Dan, dedicando una sonrisa cálida a Min, notando la mirada de orgullo de otro — La tormenta ha acabado.

La complicada conversación con Jaekyung no había resuelto todas las incertidumbres, pero la presencia de Changmin y su apoyo incondicional le daban un atisbo de serenidad en medio de la tormenta emocional.

Y mientras tanto...

Jaekyung... Cuando conducía de regreso a casa, una tormenta emocional rugía dentro de él, luchando por encontrar una salida. Con cada kilómetro que pasaba, la presión acumulada de sus emociones finalmente desembocaron a través de sus ojos, dejando que las lágrimas comenzaran a fluir libremente, dejando un rastro de dolor y vulnerabilidad en su rostro.

El paisaje exterior pasaba borroso frente a él, eclipsado por sus propias lágrimas. Las luces de la ciudad destellaban en la oscuridad, reflejando la tormenta interna que Jae había estado guardando durante tanto tiempo.

Sus manos apretaban el volante con fuerza, sus nudillos se tornaron de un color blanco por la tensión acumulada. Cada lágrima derramada era una rendición a la intensidad de aquellos sentimientos que durante tanto tiempo había retenido.

No se estaba conteniendo, permitía que sus lágrimas lo limpiaran, lavando las heridas emocionales que habían estado latentes dentro de él por tanto tiempo. En medio del silencio de su automóvil, encontraba una catarsis en el acto simple pero poderoso de dejar que sus emociones fluyeran libremente, sin restricciones ni inhibiciones.

— ¿Porqué duele tanto?

Esa sensación de derrota aparecía nuevamente, y lo envolvía como una sombra. Durante tanto tiempo, había sido el maestro indiscutible del ring, un guerrero imbatible cuya destreza y fuerza lo habían llevado a la cima del mundo de las artes marciales mixtas.

Pero ahora, en la privacidad de su auto, enfrentaba una batalla mucho más desafiante, la que era contra sus propios demonios y errores del pasado. Había peleado tantas batallas en el ring, siempre saliendo victorioso, pero esta, esta era su más grande derrota.

El reconocimiento de su propia humanidad lo abrumaba, confrontando la dura realidad de sus acciones y el dolor que había causado a otros. Por primera vez en mucho tiempo, se sentía vulnerable, derrotado por sus propias fallas y debilidades.

Reflexionaba sobre el precio de su arrogancia y crueldad, y el impacto devastador que había tenido en aquellos que lo rodeaban. Se enfrentaba a la dolorosa verdad de que su mayor oponente no era otro luchador en el ring, sino su propio ego y falta de empatía.

Esta derrota, aunque no era física ni visible para el mundo exterior, era mucho más profunda y significativa. Era una derrota del alma, una rendición ante la verdad incómoda de su propia humanidad y la necesidad de redención y perdón. Sabía que esta derrota era solo el comienzo de un camino hacia la sanación y la transformación, aceptando su vulnerabilidad y reconociendo sus errores, estaba listo para enfrentarse a su mayor desafío hasta ahora: el desafío de convertirse en una mejor versión de sí mismo.

Tenía un muy largo camino que recorrer para reconciliarse completamente con su pasado y con las personas que había lastimado.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora