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Pasó el fin de semana y era lunes una vez más. Otros cuatro días en los que la gente en el gimnasio del Team Black debía compartir espacio una vez más con Jaekyung, quien tenía un estado de ánimo y una expresión facial visiblemente, no molestos, pero había una sensación rara en él.

Dan estaba más que decidido a mantener su distancia de Jaekyung, ya había llegado al límite de ya no querer verlo ni a los ojos, ni de lejos. Su mirada evitaba cualquier contacto visual con el peleador, algunos chicos notaban una tensión más que palpable en el lugar. En lugar de dirigirse hacia áreas donde Jaekyung podría estar, Dan buscaba rutas que disminuyesen las posibilidades de encuentros no deseados, optando por zonas más retiradas.

Cada movimiento del fisioterapeuta estaba calculado para evitar cruces incómodos.

A pesar de que el gimnasio es un espacio que comparten, ahora parece un territorio dividido en el que ambos coexisten, pero sin interacción.

Cuando Jaekyung tenía la oportunidad de acercarse, Dan ajustaba su trayectoria o se sumergía completamente en su trabajo con los demás que necesitaran atención médica, centrándose intensamente para desviar la atención.

La extraña y nociva relación que una vez compartieron ha cambiado, y Dan, en su esfuerzo por preservar su paz y bienestar, porque ya tenía suficiente con las quimioterapias, necesitaba una distancia tangible de Jaekyung en el entorno que solían compartir.

Un día, Jaekyung notando cómo Dan evitaba cuidadosamente cualquier encuentro, decidió abordar la situación de una vez por todas. Si había algo que le molestara era que lo ignoraran. Esperó pacientemente a que el gimnasio estuviera relativamente vacío, y aprovechando la ausencia de otras personas, se acercó a Dan.

— Oye, Kim Dan, necesitamos hablar —dijo Jaekyung, intentando mantener un tono calmado y sereno.

— No hay nada de qué hablar, Sr Joo — respondió Dan, indiferente, y sin detenerse ni siquiera para mirarlo.

Jaekyung, sintiendo la tensión en el aire, decidió tomar medidas más drásticas. Agarró suavemente el brazo de Dan y lo guió hacia la sala de masajes del gimnasio. Dan, aunque inicialmente resistente, decidió seguirlo para evitar un enfrentamiento en medio del gimnasio. No quería causar un disturbio.

Una vez dentro de la sala de masajes, el peleador cerró la puerta detrás de ellos, creando un espacio más íntimo. Se volvió hacia Dan, quien aún mantenía una actitud distante.

— Dan, mira... No sé, no entiendo... Sí, puede que estés molesto conmigo, pero no quiero que me evites. Aunque no quieras, y aunque no quiera, somos parte del mismo gimnasio, y creo que... que merezco una conversación contigo.

Dan suspiró, mostrando una expresión de resignación, se apoyó contra la pared mientras tenía a Jaekyung algo cerca de él, pero siempre manteniendo la mirada en algún punto fijo más allá de los ojos negros de Jaekyung.

— ¿Qué quiere? —preguntó Dan, sin hacer coincidir miradas.

El chico con tatuaje de dragón en el hombro se acercó lentamente, intentando romper la barrera que Dan había construido a su alrededor.

— Quiero explicarte algunas cosas. Tal vez cometí un error grave, pero también necesito que... Que me entiendas — el peleador buscó contacto visual con Dan, pero este se mantenía esquivo — Ni siquiera me entiendo yo ¿Sabes?

— Entonces no entiendo porque querías hablar conmigo... y no tengo tiempo para explicaciones para alguien que responde con violencia a todo, así como pasó una vez, y no te lo tengo que recordar... Y, si te soy honesto, no creo que haya mucho que explicar. Lo que pasó, pasó, el daño está hecho. —respondió Dan, con una frialdad que dejó claro que no estaba dispuesto a ceder.

El excampeón suspiró, sintiendo la frustración acumulada entre ellos. Sin embargo, decidió persistir.

— Dan, yo... —dijo Jaekyung.

— No, Sr Joo. No hay un "nosotros", es más, nunca lo hubo. Solo somos dos personas que comparten el mismo espacio en el gimnasio, nada más. Deja de intentar arreglar algo que está roto —declaró Dan, finalmente mirando al azabache con una determinación que dejaba claro que su posición estaba tomada — Y te acabo de transferir parte del dinero... Espero algún día mi deuda se acabe.

Jaekyung, aunque sorprendentemente herido por la frialdad de Dan, no sabía que hacer. Se quedaron en silencio por un momento, enfrentando la realidad incómoda de su nueva dinámica en el gimnasio, y después de unos segundos, Dan salió de la sala.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora