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La doctora Lee, miró a Jaekyung con una mezcla de seriedad y preocupación mientras le explicaba los próximos pasos del proceso de evaluación para determinar su compatibilidad como donante de médula ósea

— Bien, señor Joo, en unos días, tendré los resultados de las pruebas y podré decirte si eres compatible o no — dijo la doctora.

— Gracias, doctora — dijo Jaekyung terminando de colocarse su buzo negro —Y... Aprecio mucho todo lo que está haciendo por Dan — respondió sinceramente.

— Es mi trabajo Sr. Joo, pero gracias.

La doctora sonrió, pero una sombra de tristeza cruzó sus ojos mientras salía de la habitación para caminar hacia su oficina.

— Ojalá hubiera sido igual de amable cuando Donghan necesitaba su apoyo... Pero ya es demasiado tarde — murmuró la doctora caminando por el pasillo, tratando de no llorar. Mientras caminaba, sacó su teléfono, viendo su agenda — Oh Dios, sí, estoy libre, no he dormido en 3 días... necesito descansar, es lo único que necesito.

La doctora Lee era una figura de autoridad con una presencia serena y compasiva, era conocida por ser brutalmente honesta, directa y capaz de establecer buenos vínculos con sus pacientes, se movía con gracia por los pasillos del hospital, su bata blanca ondeando suavemente detrás de ella.

Aunque llevaba el peso de la responsabilidad de la salud y el bienestar de sus pacientes, su rostro reflejaba una determinación prácticamente inquebrantable.

Su mirada recorría los rostros de los médicos y enfermeras que pasaban, reconociendo la dura labor y el sacrificio que cada uno de ellos dedicaba a su trabajo. Sabía que el camino de la medicina estaba lleno de desafíos y dificultades, pero también impregnado de un sentido de propósito y satisfacción.

A pesar de las largas horas y las demandas implacables, la doctora Lee encontraba una sensación de plenitud y realización en el hecho de ver a sus pacientes recuperarse y prosperar. Cada sonrisa de gratitud, cada abrazo de agradecimiento, era un recordatorio del impacto positivo que podía tener en la vida de los demás.

Mientras avanzaba por los pasillos, sus pensamientos se volvieron hacia Dan, su paciente que luchaba contra la leucemia. Esperaba sinceramente que él se recuperara, que encontrara la fuerza y la determinación para superar los desafíos que enfrentaba. Su corazón se llenaba de esperanza y optimismo al imaginar un futuro en el que Dan pudiera vivir una vida plena y saludable.

Con esa visión en mente, la doctora Lee se sentía comprometida a hacer todo lo posible para ayudar a sus pacientes a alcanzar la salud y la felicidad que merecían. Para ella, no había mayor satisfacción que ver a aquellos a quienes servía encontrar la curación y el bienestar que tanto anhelaban.

— Y pensar que odiaba la carrera y casi la abandono... Supongo que no la cambiaría por nada.

Al llegar a uno de los dormitorios, antes de que pudiera abrir la puerta, gemidos y sonidos parecidos a aplausos salieron del otro lado.

— Oh Dios... Una más... Oh Dios taladrame con esa cosa tuya — sonó una voz femenina — Cógeme como animal en celo, no por nada tienes eso grande, haz de mí una maldita cascada.

— Dame un respiro, oh Dios, eres increíble pero, oh Dios — dijo una voz masculina jadeando — Espera un momento, no te lo metas tan rápido, estoy sensible AaAAaaaAaAAAAª.

— Supongo que debería buscar otro dormitorio — dijo la doctora, rodando los ojos, y caminando hacia el ascensor para buscar los del piso superior.

Mientras tanto...

Después de vestirse y colocarse un cubrebocas para evitar ser reconocido, Jaekyung caminaba por el pasillo del hospital, sintiendo el peso de la seriedad en el ambiente a su alrededor.

Para poder salir del lugar, debía pasar por la zona de oncología, mientras se acercaba a la zona de oncología, notó una conmoción de actividad y emoción en un rincón. Se detuvo un momento, observando con curiosidad.

Un niño, pálido y frágil, casi hasta los huesos, se movía con dificultad en una silla de ruedas hacia una campana pintada de dorado, rodeado por un grupo de médicos, enfermeras y otros pacientes que lo vitoreaban con alegría. El niño tocó la campana dorada, médicos, enfermeras, pacientes y conserjes se reunieron y aplaudieron.

Intrigado, Jae se acercó a una enfermera.

— Señorita, ¿qué ha pasado?

— Cuando un paciente completa su tratamiento contra el cáncer, tienen la oportunidad de tocar la campana como símbolo de su victoria sobre la enfermedad. Es un momento de celebración y esperanza para todos nosotros — explicó la enfermera con un tono cálido.

El peleador observó al niño, cuyos ojos brillaban con emoción y determinación mientras tocaba la campana. El coro de aplausos y lágrimas de alegría llenó el pasillo, envolvía al niño en un abrazo de apoyo y felicidad.

Mientras Jaekyung observaba la escena conmovido, una imagen se formó en su mente: vio a Dan, fuerte y valiente, tocando la misma campana un día, anunciando su propia victoria sobre la leucemia. Una sensación de esperanza y determinación se apoderó de él mientras imaginaba ese futuro brillante para él.

Con un nudo en la garganta, Jaekyung continuó su camino, llevando consigo la inspiración de aquel momento de triunfo y renovación. Realmente esperaba ver a Dan haciendo eso algún día.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora