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En el bullicioso gimnasio, el sonido constante de los golpes resonaba en el aire cargado de sudor. Jaekyung, con los puños envueltos en vendajes y cubiertos por guantes, se encontraba frente a un saco de boxeo, lanzando golpes con ferocidad controlada. Cada impacto era preciso, calculado, una manifestación física de la tormenta que rugía dentro de su mente.

Mientras golpeaba, su mente vagaba por laberintos de pensamientos tumultuosos. Recordaba momentos pasados, palabras dichas y decisiones tomadas. El eco de sus propias acciones reverberaba en su conciencia, llenándolo de dudas y remordimientos.

A su alrededor, otros boxeadores se movían con destreza, cada uno inmerso en su propia rutina de entrenamiento. El ruido del gimnasio era constante, pero Jae apenas lo registraba, absorto en sus pensamientos y en la intensidad de su entrenamiento.

Con cada golpe, parecía liberar un poco de la carga emocional que llevaba consigo, o a lo contrario, parecía aumentar. El sudor perlaba su frente y su respiración se volvía ligeramente pesada, pero seguía golpeando, buscando encontrar claridad en el caos de su mente.

— Jaekyung, Jaekyung... ¡Joo Jaekyung! Maldita sea, ¿estás sordo?... Dije que eso es todo por hoy, ya puedes irte a descansar a casa — dijo el entrenador Park sacando a Jaekyung de sus pensamientos.

Jaekyung dejó de golpear el saco, asintió con la cabeza y comenzó a quitarse los guantes. A lo lejos, alcanzó a observar algo que fue directo a su corazón como una daga.

Eran Dan y Changmin, ambos se movían con una armonía que solo el tiempo y la complicidad podían forjar. Dan le mostraba al finalista como hacer ciertos movimientos sin la necesidad de lastimarse. De la misma forma en la que él buscaba mostrarle una forma de dar golpes y él, siempre ignoró por creer ser conocedor de como hacerlo correctamente. Los movimientos de ambos se sincronizaban casi sin esfuerzo, como si pudieran leer los pensamientos del otro. El chico de gorro, ahora de un color naranja opaco, con su presencia reconfortante, ofrecía apoyo y aliento a Changmin en cada movimiento, mientras que el otro respondía con determinación y gratitud.

Se notaba a leguas lo bien que se llevaban, compartían bromas y risas, se podía sentir una genuina conexión entre ellos.

Los gestos de complicidad y las miradas cómplices eran constantes, y parecía que se entendían incluso sin necesidad de palabras.

Jaekyung, limitado a estar observando desde la distancia, sentía un nudo en el pecho al ver la cercanía entre Dan y Changmin. Aunque intentaba ignorar esos sentimientos, no podía evitar sentir un atisbo de celos y nostalgia al darse cuenta de que ya no ocupaba el mismo lugar en la vida de Dan, estaba a nada de estar fuera de ésta.

A pesar de sus esfuerzos por mantenerse alejado para no lidiar tanto con el dolor, no pudo evitar sentir una punzada de dolor al ver lo bien que se llevaban Dan y Changmin.

Después de algunos minutos, Jaekyung esperó a que todos los chicos se ducharan y se vistieran para irse, y mientras eso sucedía, él estaba solo en la gran área de entrenamiento. Bueno, no solo eso en absoluto. Allí estaba Dan, sentado en el cuadrilátero.

Dan, seguía esperando la llamada de la doctora Lee respecto a si ya se había hablado un donante para su transplante. Por estar algo sumido en sus pensamientos, no notó la presencia del azabache mientras permanecían a solas.

— Oye, Kim Dan, ¿cómo te ha ido con tu tratamiento? — dijo Jaekyung, acercándose al cuadrilátero.

— Bueno, eso no es asunto tuyo Jaekyung, pero… he estado bien, lo suficientemente bien como para seguir siendo eficiente en el trabajo, silencioso y solo estar concentrado en ello.

— Es bueno escuchar eso.

— No sé por qué estoy hablando contigo, necesito ir a buscar mis cosas y prepararme para irme.

— Quiero hablar contigo — dijo Jaekyung, no en ese tono demandante, si no en uno relajado.

— Pero no quiero, así que nos vemos mañana, señor Joo.

— ¿No quieres hablar conmigo tanto como para olvidar lo que compraste ese día y traías en una bolsa? ¿parafina? ¿hojas de ortiga?

Cuando Jaekyung mencionó la bolsa, y ingredientes para el ungüento que solía hacer, provocó un atisbo de interés en Dan.

— ¿Ls tienes?

— Desde ese día.

— Solo limítate a darme las cosas, y listo ¿Gustas? — sugirió Dan, pensando en la posibilidad de volver a hacer su ungüento para el dolor.

Jaekyung, sin embargo, tenía otras intenciones.

— Claro, te doy los ingredientes, pero a cambio, deberías pasar un día conmigo. — sugirió, su mirada fija en Dan.

— No Jaekyung, estar cerca de ti siempre termina en algo malo, así que amablemente tengo que decirte que no — dijo Dan.

— No te preocupes, tener sexo no está en mis planes... Y es difícil hablar contigo aquí, ya que estás corriendo de aquí para allá, así que apenas tengo tiempo para hablar contigo.

Al principio, Dan se resistía. La idea de pasar tiempo con Jaekyung podía significar enfrentarse a discusiones y viejos resentimientos.

Además, la sombra de la deuda siempre rondaba en su mente. Jaekyung, notando la reticencia de Dan, decidió abordar el asunto directamente.

— Dan, eso es algo aparte. Ya no vives en mi penthouse, y sí, extraño tu compañía. No tiene que ver con la deuda ni con nada de eso. ¿Qué dices? — propuso Jaekyung, buscando encontrar un terreno común entre ellos.

Dan puso los ojos en blanco.

— Bien, lo haré, pero el viernes que es mi día libre.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora