CAPÍTULO 2.-tercer fragmento

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Llegue a la enfermería seguida por las chicas. Me informaron que no podía pasar porque todavía le estaban curando las heridas a Jeremy. Me recuesto sobre la pared y me pongo a llorar, sé que es tonto que yo haga tanto drama por una pelea, pero no lo puedo evitar. Jeremy pareció quedar muy mal. Si le pasa algo me muero, es más que mi hermano, prácticamente es mi padre. Él ha sacrificado mucho por mí, siempre cuida de mí y de mi madre. A pesar de su corta edad, siempre se ha comportado como adulto, no puedo dejar que le pase nada malo si puedo evitarlo.

—¡Rosali! —escucho mi nombre.

Alzó la vista y veo a un José muy preocupado llegar a la enfermería.

—José —voy a saludarlo con un abrazo. Él responde y me rodea con los brazos.

—¿Qué paso, linda? ¿Por qué estás manchada de sangre? —me pregunta muy preocupado.

—Un idiota que es nuevo, golpeo a mi hermano. Él está muy herido —le digo sollozando mientras él sigue abrazándome para consolarme.

—Pequeña, todo va estar bien. Te apuesto que son solo rasguños. Tu hermano es muy fuerte, eso es algo que yo te lo puedo asegurar.

—Señorita Green —me llama la enfermera—. Pase aquí, su hermano la llama.

—Adiós, José. Más tarde te llamo ¿sí? —me despido de él dándole un beso en la mejilla.

—Está bien, pequeña, yo te llamo. Tenemos mucho de qué hablar y ponernos al día —se despide sonriéndome.

Yo paso a la enfermería y veo a un Jeremy ya limpio y curado de la cara. Tiene la nariz vendada, el corte de la cara cocido y está un poco hinchado.

—¡Jeremy! —lo saludo y me tiro encima de él.

—¡Ay, por Dios! ¡Ayuda un elefante me aplasta! —dice él con una voz de sufrimiento.

—¡Oye! —Hago un puchero—. Yo no soy un elefante.

—Lo siento ¿sí?, es que estas un poco pasada de peso— me responde sujetándome la mejilla.

—¿Cómo estás? ¿Por qué te peleaste con ese chico? —le cuestiono—. Mira cómo te han dejado Jeremy, estaba muy preocupada.

—No te preocupes, hermanita. —No le da importancia—. Solo fue una pelea. Creo que en vacaciones no hice tanto ejercicio y me agarro desprevenido, pero espérate que empiece a entrenar otra vez, ¡lo voy a matar!

— ¡No! —lo reprendo—. Nada de peleas ¿entendiste? Jeremy te noquearon, pensé muchas cosas en ese momento —digo con los ojos llorosos.

Mierda, no puedo estar sin llorar. Soy igual a mi mamá.

—Ahora que lo recuerdo. —Se levantó y me miro molesto—. Se puede saber, ¡¿porque mierda estabas hablando con ese idiota?! Él me golpeó porque le dije que no se acercara a ti—. Me dijo muy alterado.

—¿Qué? No, no, yo no tengo nada que ver. Solo me tropecé con él hoy cuando caminaba hacia mi salón.

—¿Estas segura, Rosali? ¿No me estas mintiendo otra vez? ¿no? –me preguntó dudando.

—Jeremy yo nunca lo había visto antes de hoy, ni siquiera le dirigí la palabra —me defendí—. Solo lo iba a buscar hoy, porque cuando nos tropezamos, nuestras cosas se cayeron y nos confundimos de cuadernos.

ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora