CAPÍTULO 11.-primer fragmento

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—¿Cómo estás? —Evangeline está en trance, no me respondía—. ¿Estás bien?

—Ah... sí. ¿Có... Cóm... Cómo estás? —Si antes estaba pálida, ahora está transparente.

—Sí, pero me preocupe mucho cuando me dijeron que estabas enferma. —Sus grandes ojos azules se cristalizaron.

—Sí. Sí, estoy bien.

Me acerqué a ella y la abracé.

—¿Por qué lloras, pequeña? —ella temblaba en mis brazos.

—No es nada, solo es que estoy muy feliz por que vinieras.

Le cambié de tema, porque de pequeño odiaba que mi madre me preguntara a cada minuto como me sentía, así que supongo que a ella también. Después de unos minutos ella empieza a tomarme más confianza y, para mi karma, es una niña muy parlanchina. Siempre me molestaron las chicas así, pero escuchar a Evangeline no me molesta. Le encanta el chocolate (igual que a mi), el olor a libros viejos, el color azul del mar y ama los loros, aunque nunca ha tenido uno.

Después de hablar por más de una hora, se quedó profundamente dormida. Me quedé con ella como 15 minutos más y después me dirigí hacia mi cuarto. Antes de entrar a mi cuarto, el olor de torta de chocolate que proviene del cuarto de Rosali llega a mis fosas nasales. Esto de tener el olfato de perros es genial.

A toda velocidad me dirijo hacia su cuarto y abro su puerta sin llamar.

—¡Torta de chocolate! —grito y me siento a su costado.

Puedo sentir el olor de Oliver en el cuarto, además sin mi súper olfato lo hubiera sabido con el cuarto lleno de flores y la torta gigante, las velas y la mesa puesta para dos. No digo nada porque he pasado abrazado con su hermana como dos horas sin su supervisión, pero ni piense que me iré de este cuarto. La cara de Rosali es muy graciosa, esta como "¿Por qué a mí?".

—Que hermoso balcón tienes —le dije levantándome y dirigiéndome hacia él—. No me había dado cuenta que estaba aquí.

Los latidos de Rosali eran muy rápidos, mi nueva súper audición también era genial, y el olor de Oliver terminaba aquí. El pendejo había saltado.

—¿Tienes tele?

—Sí, está escondido en la pared, con el control remoto sale —me dice de muy mala gana. ¡Ja! Les arruine la nochecita romántica.

—Busca una peli, he declarado todo el año de pijamadas y pelis.

—¿Todo el año? —Su cara es un poema.

—Todo el año, hermanita, o al menos hasta que salgamos de este palacio. —Le regalo mi mejor de mis sonrisas, ella me mira mal y se lanza a su cama.

—Te odio.

—Y yo te amo, hermanita.

Si piensan que estoy bromeando, no lo estoy haciendo. Ese maldito de Oliver puede subir por este balcón cuando quiera y me encontrará a mí cuando lo haga.

Después de varios minutos buscando películas encontré una que Rosali ama. Ella está boca abajo de su cama renegando.

—Rosali, ¿está no es la película basada en tu libro favorito?

—¿P.S. I love you? —se levanta muy rápido y se sienta a mi costado rápidamente—. Ay por Dios, como amo esta película.

—¿Dónde están tus pañuelos desechables?

ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora