CAPÍTULO 22.-tercer fragmento

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Salió enojado a correr al bosque transformado, estuvo así por horas. Corriendo para poder sacar toda la ira y tristeza que sentía dentro de él. Espero que las cosas fueran diferentes, él tuvo la torpe idea de que Evangeline lo esperaría con tanto anhelo como él, pensó que todo el dolor de estar lejos de ella acabaría, pero estaba demasiado equivocado.

Empezó a sentirse cansado y paró, se recostó sobre la hierba aun transformado en lobo y miro aquel lugar. Estaba en la pradera donde estuvo con Evangeline por última vez, quería volver al pasado y no abandonarla, debió ignorar a los demás y aferrarse a ella, pero las cosas ya estaban hechas y no había nada que pudiera hacer.

Se quedó dormido y soñó que Evangeline era una niña nuevamente y jugaban en esa pradera , su cabello platinado danzaba con el viento y su dulce risa acariciaban sus oídos pero de pronto apareció la nueva Evangeline, mirándolo con asco y sonriendo con ironía.

Los rayos del sol hicieron que se despertara y unos toques extraños en su cara.

Creo que se mudio —la voz de un pequeño niño llegó a él, sintió como otra vez le picaban la cara—. Yo lo conozco...

No esta muerto tonto —escucho la voz de una niña y pudo sentir como se acercaba a el—. Su pecho se mueve, está respirando.

Haber... —escuchó la voz de un tercer niño, después de eso sintió un golpe en el estómago que lo hizo levantarse rápidamente por el dolor.

—¡Au! —exclamó sujetando su estómago.

Los tres niños gritaron asustados y salieron corriendo de ahí llamando a sus padres. Que al parecer no estaba muy lejos de ellos.

—¡¿Cuántas veces les tengo que decir que no se acerquen a extraños?! —Alan se acercaba gruñendo al lugar que su sobrino e hijos le indican

—Los extraños deberían alejarse de ellos —rió Oliver—. Seguro le hicieron algo.

—Papá, yo no hice nada —Liam inflaba sus mejillas—. Bael le tido una roca en el estómago.

—Yo quería ver si estaba vivo —se defendió Bael.

—Pues si estoy vivo —Jeremy se levantó estirándose.

—Yo pensé que te habías ido de la isla —Alan frunció el ceño—. Ahora le debo 10 dólares a Dylan.

—Rosali estaba preocupada —le reprende Oliver.

—Necesitaba sacar mi ira —le explica mirando al pequeño niño que iba de la mano de Oliver.

Su corazón se estrujó cuando se dio cuenta de quién era.

—Es ... —se quedó sin habla

Oliver sonrió y miró a Liam.

—Hijo , saluda al tío Jeremy.

—¿El tío Jeremy? —al niño se le ilumina el rostro—. ¿El hermano mayor de mamá?

Oliver asiente y Liam corre a brazos de su tío, había escuchado mucho sobre él y siempre quería conocerlo. Jeremy no pudo evitar soltar algunas lágrimas de emoción. Una de las cosas que más le dolían de la distancia, era no pasar tiempo con su sobrino.

—Papá, yo también quiero un tío que vive lejos —pidió Gabriela.

—Ya tienes muchos tíos —dijo Alan—, que no sirven para nada.

Jeremy jugó toda la mañana con Liam y los hijos de Alan. Oliver aprovechó para dejarlos ya que tenía cosas pendientes, en cambio Alan si puso un poco de resistencia al dejarlos.

ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora