Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}

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Lo descubrí, por fin había descubierto su nombre. Después de todos estos meses, mi trabajo como investigadora por fin estaba dando frutos.

En realidad su nombre no era nada fuera de lo común, todo lo contrario;  era bastante simple, pero para mi, esas cinco letras significaban más de cinco mil sentimientos.

De acuerdo April, no seas tan cursi y exagerada.

Bueno, ya que mi consciencia quería continuar reprendiéndome, regresando al tema principal; su nombre.

No sólo obtuve esa información, también me enteré que sus hermosos y preciosos ojos eran verdes.

Y su nombre, Dios, era un nombre que colocaba una gigantesca sonrisa en mis labios de tan sólo escucharlo. Su nombre era James.

La noche anterior estuve practicando tirar mis útiles "accidentalmente" en mi habitación, mientras mi hermana mayor, Maya, me calificaba según mi actuación.

Sí, definitivamente estaba comenzando a perder la cabeza por ese chico, ¿quién en su sano juicio tiraría sus útiles para llamar la atención de un chico?

Bueno, damas y caballeros conozcan a April Greensly y sus brillantes ideas de coquetearle a un chico.

La mañana siguiente arrivó, y me detuve en la calle en donde lo encontraba la mayoría del tiempo, mi corazón quería salirse de mi pecho, pero me controlé y eché un vistazo hacia todas las direcciones para asegurarme de que nadie notara mi falsa actuación, una vez que me aseguré que no había monos alrededor tomé mi mochila y empujé mis útiles a la acera, me quedé de pie unos segundos, avergonzada por lo que acababa de hacer.

En serio April, creo que necesitamos un psicólogo urgente.

Me senté en el suelo, con mis rodillas presionando contra el concreto mientras levantaba mis plumones regados, entonces un par de notas que estaban en mi cuaderno se alejaron de mi alcance y me di un golpe en la frente cuando un par persona en sus autos comenzaron a ver la escena ridícula frente a ellos. Corrí por mis notas, sólo porque eran realmente importantes, y las alcancé justo a tiempo, cuando me giré un chico alto, moreno y con gafas sonrió en mi dirección y me entregó una lapicera. Sonreí agradecida y me marché sin más, avergonzada del espectáculo que acababa de dar, aferré mi mochila a mi pecho, y entonces lo vi, girando en la calle, a toda prisa en su bicicleta, sus ojos no se detuvieron en mi esta vez.