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Estábamos a sólo unas calles de llegar a casa, nos habíamos divertido un montón durante el trayecto, incluso nos subimos a unos improvisados columpios con llantas, sujetados a las ramas de los árboles que se encontraban en medio de una calle.

Mis pies dolían como el infierno, pero tan sólo quedaban un par de calles, así que tenía que soportar.

James soltó una broma boba, lo cual me hizo soltar una risa forzada. Era precioso, pero definitivamente su fuerte no eran los chistes.

—¿Cuántos años tienes perdón? —Bromeé.

James enarcó una ceja con fingida molestia. —Tengo veintitrés, pero digo que tengo quince.

Una sonrisa se plantó en mi rostro, y negué con la cabeza divertida.

Entonces James volvió a decir algo que me erizó la piel. —Por eso me gustas, por agria y amargada.

No pude evitarlo, una carcajada salió a modo de respuesta, y no podía controlarme.

—¡Ya cállate James!

{...}

Estábamos a tan sólo una calle de llegar a mi fraccionamiento, y había una cosa que me estaba taladrando la cabeza.

Quería decírselo, quería saber qué pensaba, y qué opinaba.

—James...

—¿Si?

—¿Te puedo confesar algo?

Él asintió con la cabeza de inmediato, mientras su mirada se posó directamente en mi.

—Claro, dime.

—Pero promete que no te reirás.

—Te lo prometo. Pinkie promise.

Sonreí cómo tonta, antes de respirar profundamente y abrir la boca.
—Estoy escribiendo un libro...

James asintió en espera de que continuara.

—...Y ese libro tiene una historia.

Sus labios se curvearon divertidos.
—Ajá, ¿y de qué es esa historia?

Cerré los ojos con fuerza, y tomé un suspiro antes de abrirlos de nuevo.
—De nuestra historia.

—¿Nuestra historia? Cuéntame nuestra historia.

Negué con la cabeza. —No, tu ya la sabes.

James sonrió de oreja a oreja. —Claro que la sé, pero quiero escuchar un capítulo.

Mis mejillas se sentían arder, y tuve que morderme en el inferior para controlarme. —Mis lectoras te aman/odian.

James sonrió, y sus mejillas comenzaron a tornarse color carmesí.
—¿De verdad?

—Si, te lo juro, ellas dicen que eres perfecto e idiota a la vez.

James soltó una risa que me enterneció por completo, al parecer no estaba acostumbrado a los halagos.

—Creo que soy más idiota que perfecto.

Asentí con la cabeza. —Ellas piensan que sí.

Y yo también lo pienso.

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Where stories live. Discover now