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Robé un frasco de vidrio de la cocina de mamá y corrí a mi habitación con cautela de que ella no se diera cuenta. Era casi media noche, así que por suerte mi madre estaba dormida, aunque mañana cuando despertara sería difícil de explicar a dónde había ido su frasco de dulces, el que le encantaba poner para decorar el recibidor.

Cerré la puerta de mi habitación detrás de mi, y me tiré al piso aliviada. Lo más difícil de la misión ha pasado, espero.

Tomé la bolsa de chocolates de distintas marcas que papá me había comprado, y comencé a meterlos al frasco de vidrio hasta que no hubo lugar para uno más.

Mi padre solía prepararnos malteadas deliciosas de fresa a Maya y a mi cuando estábamos deprimidas, y al siguiente día siempre llegaba con una sorpresa mayor, una caja de chocolates.

Tomaría prestada su idea de hacernos sentir mejor. Decoré el frasco de vidrio y en el medio de esta coloqué una nota a simple vista.

"Cuando te sientas triste, toma uno, cuando te sientas deprimido toma uno, cuando te sientas solo, toma uno, en fin; tómalos todos, ya sabes que no hay nada que el chocolate no pueda curar"

Escondí el frasco en mi mochila, con cuidado de no romperlo, y solté un suspiro. Ahora el segundo paso: entregárselo a James.

{...}

Caminaba rumbo a mi escuela, estaba por llegar cuando lo vi saliendo junto a su bicicleta, podía notar a kilómetros que aún se encontraba triste, y sus ojos lucían más apagados que un cerillo apagado.

Wow, que poeta eres April.

Ignoré la voz en mi cabeza, y cuando él levantó la vista y me vio, esbozó una ligera sonrisa, una que no llegó hasta sus ojos. Solté un suspiro, y le sonreí de vuelta, hice un ademan para que cruzara la calle y se acercara. Así lo hizo.

—Hey.
Me saludó cabizbajo.

—Hey, ¿cómo sigues?

James asintió con la cabeza, y se encogió de hombros. —Mejor.

Su respuesta no me había convencido para nada, sus ojos brillaron ligeramente bajo los rayos del sol.

Recuerda porqué estás aquí April, todo esto, todo este tiempo que has estado con él de esta forma, es todo por una razón. Por él.

—Deténme esto.
Desplacé la botella de agua que tenía en mis manos y se la entregué, a la vez que intentaba extraer el frasco de vidrio de mi mochila.
—»Toma.

Le entregué el frasco y me devolvió la botella de agua, su mirada cambió al instante y ladeó la cabeza confundido.
Podía ver que se había quedado sin habla, y eso me hizo reír.

James sonrió por fin, con esa sonrisa única y radiante que sólo él tenía, y ese hecho hizo revolotear a mi estómago.

—Ehhh...
James pasó saliva, aún sin palabras, no quería que se sintiera avergonzado así que lo silencié al instante.

—Calla, no tienes que decir nada.
Me acerqué a él y lo abracé con fuerza. Sentí mi pecho inflarse de pura felicidad.

James me devolvió el abrazo, y sus brazos envolvieron mi espalda con tranquilidad. —Wow...—susurró con voz ronca en mi oído. —Muchas gracias nena, de verdad. Ahora estoy definitivamente mucho mejor.

Sonreí todavía pegada a su pecho.
—No tienes que agradecer nada James, sólo quiero que estés bien y vuelvas a sonreír como sólo tu sabes.

Nuestro abrazo desapareció, y nos observamos fijamente a los ojos.
—No sé qué decir, —Murmuró. —Muchas gracias, de verdad baby.

—Me tengo que ir ya a clase, pero promete que no vas a quitar esa sonrisa de tu rostro nunca más.

James asintió y me abrazó brevemente, plantó un casto beso en mi frente antes de marcharme.

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Where stories live. Discover now