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Un mes transcurrió, no había vuelto a hablar con James. Sentía que estaba ganando poco a poco el poder sobre mi persona, sin embargo lo extrañaba.

Sé que era estúpido y sin sentido hacerlo, pero todo en mi gritaba que lo echaba de menos, era como si un día despertaras de pronto y hubieses perdido una parte esencial de ti, como un brazo o una pierna, estaba consiente que era bobo pensar en él, pero no podía evitarlo cada día de mi vida.

Había continuado con mi vida, sí, pero era todo una rutina automática y monótona, despertar en las mañanas, salir a rastras de la cama, intentar maquillar mi rostro con pinta de zombie, el cual era cada vez peor e irreparable, incluso ni el maquillaje lograba disimular las ojeras terribles que habían aparecido desde hacía semanas por el insomnio. Algunas noches lograba dormir cuatro horas seguidas, pero la angustia seguía palpable, otras noches en cambio no conciliaba el sueño hasta que llegaba de la escuela a casa y entonces hibernaba como oso polar hasta la noche. Todos los días de escuela intentaba evitar a James a toda costa, llegaba quince minutos más tarde para así no topármelo, pero fallaba trágicamente. Últimamente se marchaba tarde de la escuela junto a sus amigos, platicaban por largos periodos afuera de ésta, sus miradas penetrantes siempre me mataban, me dolían en el alma, sin embargo se limitaba a observarme sin inhibiciones y nada más.

Lo había eliminado de mis contactos, y había desaparecido cualquier fuente que me pudiera conectar a él, incluso Facebook, algunos creían que era tonto eliminar a tu "ex", pero siendo honesta era más estúpido fingir que nada sucedía y esperar que en algún momento él me enviara algún mensaje de texto, por esa razón lo eliminé, borré cualquier esperanza de tenerlo de vuelta.

Tomé una manzana del frutero de la cocina con prisa, y corrí hacia la entrada de mi casa, mientras metía la manzana a mi mochila. Mi alarma había decidido dejar de funcionar esta mañana, y ahora me encontraba corriendo como troglodita hacia la parada de autobús, para alcanzarlo. Corrí tanto como pude, pero tenía que admitir que mi condición física estaba por los suelos, había dejado de correr, y había abandonado el ejercicio, al igual que la obra de teatro.

Estaba a sólo una calle de distancia de la parada de autobuses, cuando de pronto mi bus aparcó en ésta, y un par de personas subieron, aceleré el paso, e hice señas hacia el conductor para que me notara, pero el jodido hombre regordete me ignoró y cerró las puertas en mis narices, luego aceleró orgulloso.

Contuve mis inmensas ganas de mandarle saludos a su madre, y me tiré en el asiento de la parada, esperando a que llegara el próximo autobús, el cual estaría aquí dentro de veinte minutos, por lo tanto, perdería la primer clase.

{...}

Bajé del autobús a toda velocidad, y corrí hacia la escuela en seguida, cuando di vuelta en la calle de mi edificio, relajé el paso y continué con mi camino, intentando recuperar el aire hacia mis pulmones. Crucé la calle, y observé que James se encontraba aún afuera de la escuela junto a otro chico. Me observó fijamente y por unos segundos trastabillé ante su dura mirada, pero me obligué a seguir adelante.

Entré a la escuela, pero entonces un grito de una voz familiar me hizo bajar el paso. -¡Hey, espera!

Esa era la voz de James, ¿me estaba hablando a mi?

Seguí con mi camino, confundida, pero entonces su voz resonó en la entrada de nuevo. -¡April!

Me giré hacia él, y lo observé caminar hacia mi con determinación, mis piernas habían comenzado a temblar como espagueti, y mi corazón estaba latiendo a la velocidad de un auto de la fórmula uno en plena competencia.

Tragué saliva y me giré de nuevo, dándole la espalda, comencé a caminar en dirección a las escaleras con sumo nerviosismo, y pude escuchar como su amigo soltaba una burla hacia James, mientras yo corría lejos de él.

-Mierda.
Fue lo último que escuché de su voz antes de desaparecer en las escaleras.

{...}

-¿April?
Masculló Jace a mi lado, mientras yo sostenía mi barbilla sobre mi palma, recargando el codo contra la mesa, y mordía con ansiedad mi lápiz.

-Dime.

-¿Tu sabes por qué Florencia ahora se junta con las chismosas del salón?

Me encogí de hombros con desdén, y continué mordiendo el lápiz. -Creo que se cansó de nosotros.

-Pero era nuestra amiga.
Reprochó Jace, haciendo un mohín de molestia.

-¿Sabes una cosa? -Me giré a verlo directo. -Aveces las personas que crees que son tus amigas, terminan siendo todo lo contrario, pero no la culpo por irse con ellas, todo el mundo quiere ser aceptado, quiere ser parte de la sociedad, y Florencia sólo vio lo que le convenía.

Jace arrugó la nariz. -¿Quieres decir que nosotros no le conveníamos?

-Lo que digo, es, que Florencia gozaba de criticar a todos, incluso a las chismosas con las que platica ahora, y nosotros no, es por eso que ella prefirió ir a un lugar donde se sintiera parte de un grupo selecto.

-¿Entonces ahora son el clan de las chismosas?
Jace esbozó una sonrisa y me miró divertido.

-Exactamente.
Reí con diversión, pero en seguida un sonido espantoso proveniente de mi estómago apagó mi risa y Jace me observó preocupado.

-¿No has desayunado?
Inquirió.

Lo miré avergonzada y sonreí sin un rastro de humor. -He traído una manzana.

Jace negó con la cabeza en total desaprobación. -April, tienes que alimentarte y nutrirte, ¿crees que no me he dado cuenta que has perdido peso?

Mordí mi labio inferior y asentí con la cabeza apenada. No era el único que me lo había dicho, y de no ser porque mi ropa me quedaba algo holgada últimamente, no le habría dado importancia, sin embargo yo lo había notado también.

-Estaré bien, te aseguro que voy a comerme una pizza entera en cuanto llegue a casa.

Jace no sonrió.
-Prométeme que vas a nutrirte bien.

Puse los ojos en blanco. -Prefiero no hacer promesas, no se me dan muy bien.

-April.
Sentenció, con cara de pocos amigos.

Sonreí de pronto, y repuse. -Te voy a prometer algo mucho mejor.

-¿El que?

Deslicé la manzana de mi mochila y le di un mordisco, al terminar el bocado, contesté con tranquilidad y firmeza. -Te prometo que todo estará bien a partir de ahora.

Jace sonrió, mirándome orgulloso, y yo le di otro mordisco a mi manzana, saboreando el dulce sabor en mi boca. El dulce sabor de mi renacimiento.

N/A:
Éste capítulo es dedicado para una parejita de enamorados que sólo de pensar en ellos me dan ganas de vomitar arco-iris jajja muchas gracias por leer chicos @GenesisGST y su crush (el amor de su vida) Guillermo Santos.

Besitos aplastantes a todas mis lectoras. XOXO.

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Where stories live. Discover now