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No pude soltarle eso, no me atreví a ser su burla, porque definitivamente eso sucedería si le confesaba mis sentimientos.

—No hagas eso.
Murmuró James de pronto, sacándome de mi ensimismamiento.

Arrugué la nariz confundida y ladee la cabeza. —¿Hacer qué?

¿Quizás escuchó lo que mi mente pensaba y está advirtiéndome que no le diga "te quiero"?

Por Dios April, estás siendo paranoica, James no es Edward Cullen, él no lee mentes.

—Eso que haces. —Dijo en voz ronca y apagada. —No te comportes así, no te cierres conmigo.

Bajé la vista y mordí mi labio inferior.
—No sé qué hacer.

James tocó delicadamente y con cautela mi hombro.

—Yo sí sé qué puedes hacer.
Susurró en mi oído, haciendo que un millón de sensaciones recorrieran todo mi cuerpo.

—¿El qué?
Inquirí con la voz quebrada, estaba comenzando a flaquear de nuevo, joder.

No es justo que él tenga este poder sobre mi.

—No pienses tanto las cosas April, sólo vívelo.

Levanté mi vista hacia él y lo observé fijamente. ¿Por qué le resultaba tan fácil decir esto? ¿No se daba cuenta que estaba quebrantando mis valores y principios? ¿No se percataba que estaba rompiéndome poco a poco al decirme estas cosas?

—Ojalá fuera así de fácil.
Repuse, y su cercanía estaba comenzando a hacerme temblar.

Sus ojos verdes me distraían de todo, así que retrocedí un poco al notar que cada vez nos encontrábamos más cerca el uno del otro.

—Lo es. —Soltó de pronto. —¿Quieres ver cómo es fácil no sobre-pensar?

Enarqué una ceja intrigada. Asentí con la cabeza, y de un momento a otro James cortó toda la distancia que había entre ambos y pegó sus labios contra los míos.

¡Santas vacas, santas vacas, James detente...o quizás no... No sí, tiene que detenerse!

James comenzaba a mover sus labios, mientras los míos se encontraban estáticos por completo.

Un escalofrío constante me recorría de pies a cabeza, y me resultaba difícil no sentir cada bendita y deliciosa sensación que me provocaban los labios de James.

Me alejé de él con cautela. —James no, esto no está bien, y tu lo sabes. Me prometí a mi misma no volver a besarte.

Sus labios se convirtieron en una fina línea, y asintió con la cabeza. –Bien, sólo déjame dejarte en claro que no estoy jugando contigo.

Cerré los ojos, ya no sabía si debía creer en sus palabras, no debería confiar en él.

James me abrazó de pronto, y me apretó en su pecho, correspondí a su abrazo, rodeando su espalda. Podía deleitarme con el olor de su perfume y un toque sólo de él.

Nos separamos, y tomé una de sus manos, llevándola a mi boca, planté un casto beso, pero algo me hizo fruncir el ceño, formando una marcada v en mi frente.

—James, ¿Por qué estás temblando?
Ladee la cabeza, y lo observé desconcertada.

James esbozó una sonrisa.
—¿Tu porqué crees? Está más que claro.

Negué con la cabeza. —No está claro para mi.

James soltó una risa avergonzado, y sus mejillas comenzaron a tornarse rojas. Creí que yo era la única a la que le pasaban estas cosas de HellBoy.

—No sé porqué, pero cuando estoy contigo sucede siempre.

Enarqué una ceja, incrédula.
—¿Quieres decir que yo, literalmente, te hago temblar?

—Básicamente.

No pude evitar esbozar una sonrisa.

Santas vacas, ¿cómo se supone que no pueda quererlo más cuando cada vez conozco cosas de él que jamás creí?

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora