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Me erguí por completo, aún recargada tras mi puerta y limpié todas las lágrimas con el dorso de mi mano, ahora la tristeza estaba siendo sustituida por el enojo y la furia.

No iba a seguir llorando por él, no podía dejarme caer así, James no valía ninguna de cada lágrima que había derramado. Mi pecho seguía ardiendo como el infierno, y mi estómago aún sentía ese hueco, pero no podía permitirme continuar de esta forma.

La vida sigue, el mundo continúa girando.

Limpié la última lágrima rebelde que cayó por mi mejilla con mi puño, y me puse de pie, tomé una bocanada de aire y me dirigí al espejo para intentar darle una arreglada a mi rostro que ahora definitivamente lucía como HellBoy por completo.

Estarás bien April, siempre salimos adelante.

Abrí la puerta de mi habitación y choqué con Maya de pronto, mientras ella caminaba a su habitación para llevar a recostar a Drew a su cuna.

—¿Qué pasa?
Frunció el ceño, e hizo un ademan para que la siguiera a su habitación. Así lo hice.

—Nada.
Murmuré con la voz ligeramente ronca, y me limpié la garganta de inmediato.

Maya dejó a Drew en su cuna, y se sentó en el borde de su cama, a la vez que soltaba un suspiro.

—Creo que Ben se pasó del limite. —respingó, mientras me daba una mirada de pies a cabeza. —Quiero decir, no utilizó las palabras correctas.

Negué con la cabeza, restándole importancia al asunto. No quería llorar de nuevo, no era algo propio de mi llorar frente a alguien, ni siquiera frente a Maya. —No pasa nada, él no dijo nada que no fuera verdad.

Sus labios se convirtieron en una fina línea y me observó con una mirada triste. —Eso no es verdad, April, yo te apoyé desde un principio porque sabía que lo que tu sentías era amor, no otra cosa. Tu no eres una puta.

Solté una risotada sin nada de humor.
—Pero actúo como tal, ahora decepcioné a Ben y no sé a cuanta gente más, ahora las personas que más amo creen que soy una zorra.

—No, no lo eres. —replicó con molestia palpable. —Tu único error fue haberte enamorado de un idiota con novia.

Agaché la cabeza, y sentí dagas en mi corazón al escuchar sus palabras.

—No quiero decepcionar a más personas por mis malas decisiones.

—No son malas decisiones April, cada una de ellas te ha llevado hasta este punto de tu vida, aprendes de cada una.

Asentí con la cabeza y solté un suspiro.
—Sí, lo sé, supongo que en algún momento agradeceré todo esto que me está sucediendo.

Maya tomó su móvil y se recostó en su cama, para acto seguido hablar.
—Confía en mi que lo harás, te lo dice alguien que ya aprendió de sus decisiones, y honestamente no me arrepiento de nada, porque si no fuera por los caminos que tomé, ahora mismo Drew no existiría.

Esbocé una sonrisa y miré hacia la cuna de mi sobrino, por fin comencé a sentir que mi corazón empezaba a latir de nuevo, aunque aún sentía un dolor inexplicable.

—»Oye, —Maya arrugó la frente y frunció el ceño, mientras observaba la pantalla de su móvil. —¿Hablaste con James?

La mención de su nombre me golpeó justo en el estómago, y pude sentir como mi pecho comenzaba a arder con furor de nuevo.

—¿Por qué?

—Contéstame y te digo.

Puse los ojos en blanco y me tiré a su cama, cansada de todo.

—Sí, le dije que tenía que elegir ya con quién quería estar.
Mi voz se había quebrado de pronto, pero mordí mi lengua para evitar llorar.

—Y el idiota la eligió a ella, ¿no es así?

Solté un suspiro de puro dolor, ni siquiera tenía fuerza para hablar.

—»Es un estúpido. —susurró Maya mientras se posaba a mi lado, y acarició mi cabello, intentando peinarme. —Mejor te lo digo ahora, a que después lo veas por ti misma.

Solté un gruñido, sabía que algo malo saldría de su boca.

—¿Qué puso?

—Publicó una canción para su novia y le puso que ya la quería ver.

Cerré los ojos con fuerza, y me levanté de la cama. —Menudo imbécil mentiroso.

Maya me observó desde su cama y soltó una pequeña risa. —No te preocupes April, hay más chicos mucho más guapos y buenos que él.

Solté una carcajada y asentí.
—Lo sé, por ejemplo mi pelonchas Bieber.

—Exacto, así que levanta la cabeza orgullosa y sin ningún arrepentimiento y muéstrale a ese idiota lo que perdió.

Mordí mi labio inferior y salí de su habitación riéndome, mientras ella cantaba una canción popular sobre que sus ex amores la llamaban la inolvidable.

Sólo esperaba que este dolor dejara de sentirse en mi interior, porque era horrible sonreír y estar muriendo por dentro.

Por alguna razón mi corazón ya no se sentía en su lugar, y mi mente se encontraba ida, estaba en neutral. Ahora no lograba sentir nada, ni tristeza ni felicidad, sólo una punzada en mi interior que me recordaba que estaba viva, pero no me encontraba aquí, no en el presente.

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Where stories live. Discover now