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Una semana transcurrió.

El tiempo se había ido volando de un momento a otro y de pronto hoy ya era mi cumpleaños número dieciocho.
Estaba emocionada por completo, no sabía qué venía para mi más adelante, no sabía nada, sólo sabía que ya era un adulto, y eso me mataba de emoción.

Me dirigía hacia la escuela, cuando me encontré a mi maestra favorita en la bajada de autobús, me abrazó y felicitó de inmediato.

Podía sentir que hoy era un buen día. Podía inhalar la felicidad en el aire.

Cuando dimos vuelta a la calle, mientras la maestra me contaba sobre su nueva conquista, nos encontramos a James, caminando junto a una amiga. Pasamos a su lado, y todo lo que hizo fue sonreírme como saludo.

Fruncí el ceño pero le sonreí forzadamente, ¿qué le pasa?

Acaso... ¿James se ha olvidado de mi cumpleaños?

Lo perdí de vista, y continué con mi camino, al igual que él siguió con el suyo.

Santas y jodidas vacas, jamás creí que se le fuera a olvidar mi cumpleaños. Joder.

{...}

Tras recibir un par de regalos y abrazos de mis amigos y de personas que si soy sincera no esperaba, ni conocía, me marché a casa, y no podía evitar sentir que mi felicidad seguía aquí conmigo, pero había reducido bastante desde la mañana cuando vi a James.

Dios, no puedo creer en serio que se haya olvidado de mi cumpleaños.

Entré a mi cuenta de Facebook y como era de esperar tenía muchas felicitaciones de mis amigos, pero fue una en especial la que me dejó sin habla.

"James: Feliz día"

Agradecí los mensajes de la mayoría, pero a su publicación sólo le di me gusta.

Idiota, te has olvidado de mi cumpleaños y ahora el bendito Facebook te lo recordó. Estúpido.

Un mensaje de él apareció de pronto en mi bandeja.

James:
Muchas felicidades nena, pásala increíble hoy.

Estúpido James.

April:
Gracias.

Bien April, continúa de esta forma.

James:
Quisiera llamarte, pero se me descompuso mi móvil:(

April:
No te preocupes, no pasa nada.

Y no quiero que me llames, estúpido James.

James:
¿por qué siento que estás muy seria conmigo?

Porque así es, mundano estúpido.

April:
¿en serio? 😱

Me desconecté enseguida, no quería seguir conversando con él, de alguna forma me había arruinado un poco este día.

{...}

Terminé la llamada con mi abuelo, y por suerte ahora me sentía mucho mejor, sus palabras me habían subido el ánimo hasta las nubes y ahora podía sentirme feliz por completo de nuevo.

Mi abuelo en definitiva se había convertido en uno de mis mejores consejeros. Me recosté en el sofá, y mi madre habló desde la cocina de repente.

—April, ve a arreglarte, corre.

Arrugué la frente y me senté derecha en el sofá. —Estoy arreglada mamá, ¿a dónde piensas invitarme?

Mi madre habló fuerte y claro desde la cocina. —No, eso no es suficiente arreglada, te voy a llevar a Starbucks.

Solté una risotada. —No me voy a producir tanto para tomar un café.

Mi madre apareció de pronto, asomando su cabeza desde la cocina.
—Vas a agradecérmelo después, corre a vestirte con lo que te regaló tu papá.

Solté un suspiro exasperada y me levanté del sofá.

Dios mío, todo por un café.

Terminé de vestirme y retoqué mi maquillaje, mi outfit estaba compuesto de una falda de rayas hasta la rodilla que moldeaba perfectamente mi cintura, y una blusa blanca con un estampado, me puse zapatillas de tacón, no estaría tanto tiempo de pie, así que podía tolerarlas.

Bajé al salón de estar, y mi madre seguía haciendo lo que sea que estaba haciendo en la cocina, no estaba siquiera tan arreglada ¿por qué me había apresurado?

—Ya estoy lista.
Repuse, y me volví a sentar en mi sofá favorito.

Maya entró por la puerta principal de pronto, y me habló directamente.
—April, te busca un amigo de tu salón.

Fruncí el ceño. —¿Quién es?

—Es Jace.

¿Qué hacía mi mejor amigo aquí, si ya me había felicitado en la mañana?

—¿Y qué quiere?

Maya se encogió de hombros con desdén. —No lo sé, sal.

Puse los ojos en blanco y me dirigí a la puerta principal. Me quedé en blanco y petrificada bajo el umbral de la puerta cuando observé que no era mi mejor amigo Jace, sino James. Estaba a sólo unos pasos de distancia, y sus manos sostenían un ramo de flores, lucía increíblemente guapísimo.

Sonrió al instante, yo no podía sonreír, estaba estupefacta.

¡Santas vacas lecheras!

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora