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Dos días habían pasado. Mañana sería su cumpleaños.

Caminaba de prisa como si mi vida dependiera de ello, iba tarde a la escuela, creo que se estaba convirtiendo en una mala costumbre. Cuando crucé la calle me percaté de la presencia de James, y de inmediato comencé a sudar como una vaca, mientras intentaba controlar mis manos temblorosas.

James se encontraba en un círculo de personas, todos compañeros de su salón, pero no conocía a nadie de ellos.

De la nada Matt apareció en la entrada de la escuela y corrió hacia mi con demasiada emoción, sin previo aviso me levantó del piso y me abrazó, dando una vuelta conmigo en brazos.

Oh santísimas vacas, por favor mátenme ahora porque esto era algo intolerable después de los diez años de edad de una chica.

—Matt, bájame.
Mascullé con nervios.

Me puso en el piso de inmediato, pero acto seguido me abrazó efusivo.
—Perdona es sólo que estoy feliz.

No pude controlar mis ganas de ver a James, y cuando lo observé casi se me cae el alma a los pies; él y su grupo de amigos nos observaban sin un poco de discreción, y estaba segura que su rostro estaba tan rojo como un tomate.

Algo dentro de mi se movió, pero retorné mis ojos hacia Matt. —¿Por qué estás tan feliz?

—Porque hay cuatro chicas con las que estoy saliendo.

Abrí los ojos como platillos, confundida. —¿Quieres decir que estás saliendo con todas al mismo tiempo?

Matt asintió con la cabeza, orgulloso de sus palabras. —Creo que estoy en la mejor etapa de mi vida.

Y una vez más comprobaba que todos los chicos eran iguales, no les importaba prometer cosas, ni ilusionar a las chicas, mucho menos romper sus corazones.

—Estás jodido Matt.

Él soltó una carcajada.
—Lo sé.

De pronto James y su grupo de amigos caminaron hacia nuestra dirección, y no pude evitar contener la respiración cuando sus ojos penetrantes se posaron en mi.

Mordí mi labio y agaché la cabeza, no podía soportar su mirada, no podía soportar su presencia.

Cuando caminaron a nuestro lado, James soltó una carcajada divertido y le dedicó una mirada despectiva a Matt, luego detuvo su mirada en mi. Enseguida sus ojos se volvieron más suaves, y su mandíbula se tensó, mordió su labio inferior con fuerza, un sinfín de pensamientos vinieron a mi cabeza al verlo morder su labio.

—Creo que ya me voy.
Susurré a duras penas hacia Matt, y antes de que se le ocurriera volver a levantarme del suelo, planté un beso en su mejilla y corrí hacia el interior de la escuela.

{...}

Mi mejor amigo Jace y yo subimos al autobús con dirección a mi casa, y tomamos los últimos asientos, el clima seguía nublado, y parecía que en cualquier momento comenzaría a llover.

—Entonces mañana es su cumpleaños y quieres hablarle, ¿verdad?
Inquirió Jace, llevándose una mano a la nuca.

—No quiero hablarle, bueno...—mordí mi labio con temor y asentí. —Siento que debería hacerlo.

—¿Por qué?

—Porque él me felicitó el día de mi cumpleaños, siento que debo regresarle el favor.

Jace esbozó una sonrisa.
—¿Sabes una cosa? Hazlo, no pasa nada, de cualquier modo aunque te diga que no lo hagas, terminarás haciéndolo.

Sonreí en respuesta, y por primera vez me sentía alegre después de todo este tiempo. —¿Y qué le voy a decir?

Jace tomó aire antes de hablar.
—Mira, él te importa mucho, y estás enamorada de él, por más que uno intente alejarse de alguien que te ha lastimado, es casi imposible cuando se ha convertido en una parte importante de tu vida.

—Vaya Jace. —solté divertida. —¿Cuándo te convertiste en un poeta?

—Cuando me enamoré, supongo.

Hice una mueca de desagrado al recordar que la novia de Jace era una completa bruja, pero nada podía decirle al respecto, yo también estaba enamorada de un idiota.

{...}

Joder. Dios, esta era definitivamente la peor semana de toda mi vida.

Todo el dinero que tenía, aunque sólo eran doscientos pesos pero los cuales me servirían mucho para comprarle un presente a James, habían desaparecido.
Para ser más exacta, los había perdido en el autobús. Le había pagado al conductor con el billete pero jamás me devolvió mi cambio, y no lo noté hasta que era demasiado tarde, cuando ya estaba en casa.

Oh genial April, deberías de ganar el premio Nobel de la más distraída en todo el mundo.

Casi era media noche, y pasara lo que pasara ya había tomado una decisión, iba a llamar a James para felicitarlo. Nada más me importaba, ningún comentario malintencionado, porque como Jace me había dicho, cuando alguien está enamorado hace todo lo posible hasta el final.

Por fin decidí entrar a mi cuenta de Facebook después de tantos días, y un mensaje en especial me hizo sentir que las mariposas y los elefantes comenzaban a resucitar en mi estómago.

"James:
Sólo no te alejes de mi, es todo lo que puedo pedirte."

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora