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Sábado.

Matt, el chico que me había invitado a la obra de teatro, había sido mi salvación.

Un mensaje me había llegado a mi móvil, invitándome a ir a una fiesta de cumpleaños de su amiga, acepté casi de inmediato, eso sería un mejor plan que estar sola en casa, viendo películas de amor y comiendo helado mientras insultaba a los personajes a todo pulmón.

No tenía ánimo siquiera de entrar a mi cuenta de facebook, no estaba lista para enfrentarme a la realidad aún, me di una última mirada frente al espejo y coloqué un último detalle de maquillaje sobre mis labios, mientras observaba mi rostro, ya no parecía una zombie como cuando había despertado, el maquillaje ahora era mi mejor aliado, y no pude evitar pensar en qué pasaría si también existiera maquillaje para arreglar tu corazón y tu interior, definitivamente los creadores serían millonarios.

De nuevo divagando tonterías, April.

{...}

El salón del evento era amplio, y elegante, Matt nos dirigió a una mesa algo apartada de los demás, junto a su primo y otro par de amigos. No conocía a nadie, y me sentía un poco incómoda al respecto, pero esto me hacía olvidar por algunos segundos siquiera de que mi corazón estaba roto.

—Mira a esa parejita. —gritó Matt por sobre la música, y comenzó a carcajear mientras yo buscaba a lo que se refería. Fruncí el ceño confundida al ver a una pareja joven tomados de la mano, mientras la chica estaba recargada en el pecho del chico. —Conozco a ese tipo desde el preescolar, y tiene novia.

Algo se sintió en mi corazón, sólo algo.

—¿Quieres decir que ella no es su novia?

Matt soltó otra risotada divertido y asintió con la cabeza. —Qué cabrón ¿verdad? Seguro su novia debe estar pensando que está en algún partido de fútbol.

Retiré mi vista de aquellos chicos y mejor planté mis ojos en mi plato de comida, el cual consistía en un espagueti y guisantes, lucía delicioso había perdido el apetito de pronto.

Me obligué a terminarme mi plato de comida, mientras Matt me contaba sobre algunas cosas que le gustaría hacer más adelante, después de salir de la escuela, ya que él también estaba en último grado.

Las personas ya comenzaban a acercarse a la pista de baile, a la vez que yo iba por mi segundo cóctel de frutillas con algo de alcohol, no era partidaria de tomar bebidas alcohólicas pero prefería esto y que el dolor se marchara, era como una inyección de anestesia para mi.

Me levanté de mi asiento, dirigiéndome hacia el mesero para pedirle alguna otra bebida como una margarita que supiera más a alcohol, y Matt me siguió, alejándose lo suficiente de mi.

Seguro que en este momento debía estar arrepentido de haberme invitado porque estaba siendo la más pésima compañía, además de amargada, pero no había modo de arreglar mi humor, ni siquiera estos jodidos cócteles que estaban comenzando a dejar de surtir efecto en mi.

Justo cuando encontré al mesero una chica rubia chocó contra mi accidentalmente, haciéndome retroceder dos pasos, la chica se giró con brusquedad hacia mi y me dedicó una mirada despectiva de pies a cabeza para después soltar un gruñido de pura molestia. Le sonreí amable, a pesar de que me observaba como si yo fuese un fenómeno no identificado.

—La próxima mira bien por donde caminas.
Escupió sin más, para acto seguido continuar con su camino, hacia un grupo de chicas cerca.

Enarqué ambas cejas sorprendida.
—Vaya, parece que este piso le pertenecía a esta chica que uno no puede caminar por aquí.

Matt se colocó a mi lado y negó con la cabeza. —No le hagas caso, Samantha siempre se ha creído más que los demás.

Mi corazón dejó de latir, y podía sentir unas inmensas ganas de vomitar, mientras un gran agujero negro se plantaba en la boca de mi estómago.

Sabía que no era era ella, sabía que no era la novia de James, porque ella no era rubia, pero la sola mención de su nombre me paralizó como una piedra.

El mesero nos dio una mirada desesperada, y sin aviso alguno caminé hacia la dirección contraria con furor. Sentía mi estómago revolverse cada vez más, quizás los cócteles ya comenzaban a hacer el efecto, pero no era justo lo que deseaba.

Entré a los sanitarios de damas y me encerré en un cubículo de madera, me senté sobre la tapadera del sanitario y sentía escalofríos por todo mi cuerpo, desde el dedo índice de mi pie hasta la nuca, mis ojos se aguaron pero negué con la cabeza.

No vas a llorar de nuevo, April, tu no eres esto, ¡Tu no eres una niñita llorona!

Salí del cubículo con un enorme sentimiento de furia dentro de mi, y me mojé la cara para calmarme y desaparecer el repentino sudor, para después salir con seguridad hacia Matt, el cual aún se encontraba en la coctelería.

—Matt.
Mi voz salió rasposa pero limpié mi garganta de inmediato.

—¿Estás bien?
Arrugó la frente, luciendo preocupado.

—Estoy perfecta, lista para divertirme —Sonreí de oreja a oreja, y me dirigí al mesero. —Un mojito, por favor.

El hombre asintió enseguida, y comenzó a prepararlo.

Hoy es tu noche April, no permitas que te la arruine nadie, no dejes que idiotas lo arruinen todo.

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Where stories live. Discover now