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Lunes.

Me vi forzada a regresar a clases en contra de mi voluntad, mi madre me había levantado a rastras de la cama, y por más que me repetía a mi misma una y otra vez que todo estaría bien, sabía que en el segundo en que lo viera de nuevo, todo se iría a la basura.

Cerré el libro de Fangirl que tenía en mis manos en cuanto bajé del autobús, y me di ánimos en vano, mientras me dirigía a la escuela.

Cuando di vuelta a la calle en donde se encontraba el edificio que era mi escuela, sentí unas intensas ganas de devolver el desayuno que recién había tomado, tomé un par de bocanadas de aire para recuperar la compostura. Continué con mi camino pero algo me hizo frenar en seco, y no pude evitar abrir la boca con sorpresa.

Camila estaba frente a mi, era toda sonrisas y coqueteos hacia James, a la vez que tocaba su pecho repetidamente. Todo esto estaba sucediendo frente a mis ojos.

¿Qué hacía Camila de regreso en la escuela? Creí que James había dicho que había abandonado las clases otra vez. Pero aquí se encontraba de nuevo, frente al chico del que estaba enamorada, coqueteando con él a kilómetros de distancia.

Negué con la cabeza y seguí mi camino, por desgracia tenía que caminar cerca de ellos, así que en cuanto James reparó en mi presencia, pude sentir que algo cambió. Se alejó unos pasos de Camila, su rostro se veía algo cansado y apagado, pero ignoré el sentimiento irracional que apareció en mi interior y justo cuando caminé a su lado, escuché cómo Camila soltaba una exclamación, mientras yo contenía todo el aire en mis pulmones. James me observó como si necesitara algo, pero no me detuve ni un segundo.

Crucé la calle de prisa, y entré a la escuela, mordiendo mi lengua para evitar soltarme a llorar.

Santas vacas April, te has convertido en la leyenda de la llorona, no paras de sacar agua por tus ojos.

Cuando estuve dentro de la escuela corrí directo al sanitario de damas, y me encerré en éste con determinación, sentía un nudo de espinas en la garganta y de un momento a otro me encontré a mi misma devolviendo todo mi desayuno en el retrete, regresé todo lo que había en mi estómago hasta que el nudo desapareció.

Las lágrimas comenzaron a aparecer en mis ojos y caían por mis mejillas sin control, mientras yo intentaba tomar todo el aire posible para hacerlo entrar a mis pulmones. Me dejé caer en el suelo sin fuerza alguna, y sin importarme lo asqueroso que era sentarte en el piso de un sanitario público. Dirigí mi mirada hacia arriba e hice algo que jamás creí que le pediría a Dios.

-Dios...-Susurré, con la mirada en el cielo, y con la voz temblorosa. -Sé que merezco esto, sé que yo misma me lo busqué. Pero por favor, esto duele demasiado...Dios, ¿puedes escucharme? Sólo haz que esto desaparezca, por favor, escúchame, por favor...

Pasaron varios minutos, quince, veinte, quizás treinta, no lo sé, sólo sabía que había perdido la primer hora de clase, cuando de pronto alguien tocó la puerta del baño con apuro, y me sacó de mi ensimismamiento en seguida, me puse de pie y mojé mi rostro repetidamente. Salí con una sonrisa en mi rostro, pero ésta desapareció al instante en que me percaté de que Jace, mi mejor amigo era quien estaba afuera del baño.

-April, -dijo con un hilo de voz, y mirándome con preocupación. -¿Qué pasa?

Me lancé a sus brazos con dolor, y algunas lágrimas cayeron por mis mejillas con rebeldía. -Jace...

-¿Qué pasa April? Christian me ha dicho que te vio entrar al baño llorando, y quise salir en cuanto me lo dijo pero la estúpida maestra de historia no me lo permitió.

Asentí con la cabeza, y continué aferrada a su pecho, las lágrimas ya habían cesado, por suerte, y por alguna razón me sentía mucho mejor ahora.

-April, háblame, ¿qué te pasa?

-Me enamoré de James, eso pasa.

Jace me apretó con fuerza, y posó su mandíbula sobre mi cabeza.
-Es un imbécil que no te merece, April.

Asentí con la cabeza de nuevo.
-Sólo quiero que me abraces y no digas nada, sé que James es un idiota, pero no quiero hablar.

Pude sentir que Jace asintió con la cabeza, y me abrazó más fuerte, envolviéndome en un abrazo de oso.
Suspiré cansada.

{...}

Horas más tarde, me encontraba frente al círculo de participantes, en la casa antigua en donde ensayábamos la obra de teatro. La chica que el maestro había elegido como Julieta había faltado por un problema personal, así que el profesor me había pedido que este día leyera sus líneas, junto a Romeo, el cual era ni más ni menos que Luke Hunter.

-Esos placeres violentos tienen un fin igualmente violento, y mueren en pleno triunfo, como el fuego y la pólvora, que al besarse, se consumen.

El maestro negó con la cabeza y me miró mal, antes de hablar. -April, tienes que sentirlo, eres Julieta, estás frente al amor de tu vida.

Enarqué una ceja y repetí con cierta ironía. -El amor de mi vida.

Luke estaba de pie frente a mi, con su libreto en las manos, le di una mirada rápida y no pude evitar sonrojarme al recordar que había "utilizado" su nombre para decirle a James que me daría una oportunidad con él.

Seguro que Hunter se moriría de risa de haberme escuchado.

-April, ¿me estás escuchando?- El maestro alzó la voz, y asentí con la cabeza. -Repítelo, y esta vez siéntelo.

Me contuve de poner los ojos en blanco, y miré fijo a Hunter frente a mi. Él esbozó una sonrisa. Tomé aire antes de abrir la boca. -Esos placeres violentos tienen un fin igualmente violento, y mueren en pleno triunfo, como el fuego y la pólvora, que al besarse, se consumen.

-¡Bien, muy bien, eso era lo que quería escuchar!
Soltó el maestro, eufórico, y aplaudió un par de veces.

Hunter ensanchó su sonrisa y se llevó una mano al pecho, complacido. -Creo que me enamoraste.

Negué con la cabeza divertida y golpee su hombro levemente. Su móvil comenzó a sonar de pronto, y se dio media vuelta, para atender la llamada.

-Dime amor, -escuché que habló por sobre el ruido que hacían los demás participantes, que hablaban entre ellos. No pude evitar seguir escuchando.
-Claro que sí, corazón, ahí te veo en una hora...Bueno, adiós linda, te quiero.

Abrí la boca sorprendida, y me di vuelta en mis talones, por alguna razón quería reírme como loca ahora mismo, no entendía porqué esto me resultaba divertido.

Santas vacas April, no das una, sólo te siguen los mujeriegos.

Comencé a reírme y miré hacia el cielo, agradeciéndole a Dios, haberme librado de otro mujeriego.

Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}Onde histórias criam vida. Descubra agora