Virginia, 32 años. Segura de sí misma, independiente e inteligente. Posee su propia tienda de moda y un blog donde cada día comparte sus outfits, siendo uno de lo mas exitosos de la red. Casada desde hace dos con David, 35 años. Un ingeniero del aut...
- ¿Y sólo te has traído ropa de abrigo? - David no paraba de reír tumbado en la cama del hotel.
- No le veo la gracia David. Para mí Rusia es sinónimo de frío. ¿Quién iba pensar que haría una temperatura tropical? - dije intentando buscar algo en mi maleta que fuera acorde con el tiempo. - Es que solo me sirven tres vestidos, dos pantalones, dos camisetas y si acaso esta camisa.
- ¿Nada más? Pobrecita, que poca ropa para tres días... - dijo irónico.
- Al menos te hice caso y me traje el biquini para la piscina climatizada.
- Te lo dije Virginia, hace calor... pero tú como siempre ni caso.
- David, tu siempre tienes calor. Yo soy mas friolera. Tengo que ir de compras.
- No creo que sea necesario. Con lo que has traído tienes de sobra. Anda ven... échate aquí conmigo.
Me tumbé con él en la cama y me rodeó con su brazo.
- Te echo de menos David.
- Lo sé...
- Noto que nos estamos alejando.
- Virginia por favor... no seas dramática.
- ¿Dramática? - me incorporé para mirarle a los ojos - David... ¿cuánto hace que no salimos a cenar? ¿O que vemos una peli en el sofá? O lo que es peor ¿cuánto hace que no lo hacemos?
- Virgi... Sabes que estoy sometido a mucha presión y no me puedo concentrar en nada...
- ¿Ni siquiera en mí?
- Virgi cariño... No empieces. Sabes que te quiero más que a nada. Pero debes tener paciencia y entenderme, al igual que yo hice contigo.
- David... No compares por favor. Yo había perdido a mi hijo... nuestro hijo... y lo tuyo sólo es... - un nudo en la garganta me impedía tragar - lo tuyo sólo es trabajo.
David suspiró, pero no añadió nada más.
Me levanté de la cama y terminé de deshacer la maleta.
Al día siguiente, a pesar de mi enfado, decidí acompañar a David a los libres. Mientras él estaba en el box, me dediqué a pasear por el Paddock.
Me encontré con Mintu y su precioso bebé, Robin. Ese rubio me tenía enamorada. Después de jugar con él y hacerle miles de carantoñas y mimos, su madre me dejó que les hiciera una foto para mi Instagram.
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Me despedí de ambos y me quedé embobada mirando la foto. ¿Cuándo tendré yo una así con mi bebé? Me llevé la mano a mi tripa. ¿Por qué te fuiste?
- Robin es un tipo con suerte... - me susurraron al oído.
- ¿Por qué dices eso? - respondí sin dejar de mirar la foto.
