La verdad

1.1K 67 17
                                    

Me dolía mucho el brazo... tanto que no podía ni moverlo.

Nos habíamos quedado dormidos sin apenas darnos cuenta. Carlos seguía abrazado a mí y mi brazo estaba bajo su cabeza.

Poco a poco lo fui moviendo hasta sacarlo, con cuidado para que no se despertara.

Busqué mi móvil en la oscuridad, hasta que di con él. ¡Eran casi las 11 de la mañana! Madre mía... Que tarde.

Miré a la cama de al lado... Y allí estaba Tabi. Dormida. ¿A qué hora llegarían? ¿que pensaría al vernos juntos? Estábamos en un lío... ¡y grande!

Intenté incorporarme pero Carlos no me dejó.

- ¿A donde vas? - susurró.

- A preparar el desayuno.

- Si todos duermen aún. Quédate conmigo. Por favor.

- Tu amiga Tabi está ahí al lado.

- Dios... - dijo soltando un largo suspiro - no me acordaba que dormía aquí contigo.

- A ver ahora como salimos de ésta.

- Le voy a contar la verdad.

- No hay nada que contar ya Carlos.

- Me da igual lo que digas. Voy a luchar por lo nuestro. Cueste lo que cueste.

- Te quiero mucho, pero... - pero no me dejó continuar. Sus labios me hicieron callar.

Intentando hacer el menos ruido posible, se incorporó sobre mí para seguir besándonos.

- Esto es una locura... - Le dije entre besos.

- Tabi tiene un sueño muy profundo - dijo mientras introducía sus manos bajo mi camisón...

- Carlos por favor...

Sus besos se volvieron más sensuales y húmedos. Y sus caricias cada vez más íntimas.

- Vamos a dejarlo por favor... te lo pido.

- Shhhh... Que la vas a despertar.

- ¡¡Me parece increíble!! - la luz se hizo de repente en la habitación. Tabi había subido la persiana bruscamente.

Carlos se incorporó rápidamente y yo me senté en la cama intentando volver a poner el camisón en su sitio.

- Tabi... esto tiene una explicación - dijo Carlos.

- ¡¡¿Qué explicación tiene Carlos?!! ¡¡es que lo sabía!! Y además... tenéis... ¡¡tenéis la poca vergüenza de hacerlo en mi cara!! ¡¡ambos sabéis lo que siento!!

- Cálmate Tabi... quería contartelo,  pero te juro que no encontraba el momento.

- ¡¡Te lo dije en Londres!! ¡¡Te confesé lo que sentía!! ¡¿Crees que me merezco ésto?!

- Pero Tabi...

- ¡¿Y tú?! - dijo dirigiéndose a mí- ¡Tú, Virginia! ¡¿De qué  vas?! ¡También lo sabías! Me ayudaste... Me diste consejos...

- Tabatha - Le dije en un tono calmado - Yo no tengo culpa de lo que siento. Hemos intentado por todos los medios que no se supiera. Pero ésto tarde o temprano iba a salir a la luz. Y siento que haya sido de esta forma.

- ¡¡Habéis jugado conmigo!!

- No digas eso Tabi - dijo Carlos poniéndose de pie e intentando acercarse a ella.

- ¡¡Sois unos miserables!!

- Tabi, por favor... - Carlos intentó coger su mano.

- ¡¡No me toques!! ¡¡No sabes el daño qué me has hecho!! ¡¿Qué  pasa?! ¡¿Que lo de Londres no significó nada para ti?!

¿Londres? ¿A que se refería? Éstos dos ocultban algo. Pero no era el momento para averiguarlo...

- Tabi - dijo Carlos claramente nervioso - éso ya lo hablamos.

- ¡¡Sólo la quieres por su físico!!

- Eso no es cierto...

- ¡Para ti sólo es una tía buena que te estás tirando!

- Tabatha, te estás pasando - No quería intervenir, pero ya me estaba atacando directamente.

- ¡¿Qué yo me estoy pasando?! ¡¿Quién es aquí la casada que le pone los cuernos a su marido?!

- ¡Eso no es asunto tuyo! - Esta vez fui yo la que me puse de pie.

- Por favor, Virginia... - dijo Carlos intentando mediar.

- Ni por favor ni nada... a mi marido no lo metas en esto.

- ¡Oh! ¡ahora vas de buena esposa! Cuando te estás tirando a un niño de 22 años... ¡por capricho!

- ¡¡Tabatha vale ya!! - gritó Carlos...

- ¡Te repito que es mi problema y el de mi marido! ¡Tu no eres nadie para opinar de mi vida!

- Claro que es su problema... tú eres su problema. Con razón estaba el pobre David tan mal... ¡Merece saberlo!

- ¿Qué pasa aquí? - dijo Gonzalo abriendo la puerta. Y tan sólo con mirar a Carlos supo de que iba la movida.

- Será mejor que me vaya... - dije recogiendo mis cosas.

- ¡Eso vete! ¡Vete! ¡Vuelve con tu marido!

- ¡Tabatha! Te estas pasando ya. No sabes de lo que hablas. ¡La quiero! ¿vale? - Le gritó Carlos.

- ¡No! ¡No la quieres! - Tabatha empezó a llorar - ¡No la quieres! Si la quisieras no hubiera ocurrido lo de Londres...

- Tabi... por favor... hablemos tranquilos...

- ¡¿Tranquilos?! Yo no tengo nada que hablar con vosotros... ¡pero sí con David! Ahora mismo lo voy a llamar y voy a contarle todo lo que pasa aquí.

Estaba guardando mis cosas en la maleta cuando la escuché. Me giré hacia ella y si no llega a ser por Gonzalo... juro que no sé que le habría hecho...

- ¡¡Ni se te ocurra!! - grité - ¡¡No tienes por qué meter a David en ésto!! - Gonzalo me aguantaba por los brazos. - ¡¡Si lo quieres!! - dije mirando a Carlos - ¡¡Hazlo por él!! ¡¡es su ingeniero!!

- ¡¡Todo será culpa tuya!! ¡¡por que tú  eres la culpable de todo!! ¡¡desde que llegaste a nuestras vidas lo has estropeado todo!! ¡¡No me extraña que no puedas tener hijos!! ¡¡Dios no te los da porque nunca serías una buena madre!!

- Tabi por favor... No vayas por ahí... - Carlos no sabía que hacer. Estaba nervioso. Sudando.

- ¡¡Estás muy mal niñata!! ¡¡Estás muerta de celos!! ¡¡siempre lo has estado!! - Y si Gonzalo no me llega a tener bien sujeta juro que le hubiera partido la cara.

De repente mi móvil sonó y casualidades de la vida... era David.

- ¡¡Toma!! - Le dije tendiéndole mi móvil - ¡Ahí lo tienes! ¡Díselo! ¡y arruina la carrera de tu amigo!

- ¡Por supuesto que sí! ¡¿Crees que no soy capaz?! - dijo Tabi cogiendo el teléfono.

- ¡¡Tabi no!! - gritó Carlos.

Tabi respondió al teléfono. Ya me daba igual todo. Todo. Esto se me estaba yendo de las manos. Era hora de que la verdad saliera a la luz.

- ¡David!... Soy... oh... sí, sí... Está aquí. Un momento.

Tabi me devolvió el teléfono y se hizo un silencio en la habitación.

- No es David. Es tu cuñado. - alcanzó a decir.

¿Mi cuñado? Cogí el teléfono inmediatamente...

- ¿Qué ocurre José María?

Y a partir de ahí... sólo recuerdo una oscuridad que me absorbió... el sonido del teléfono contra el suelo... y a Carlos gritar mi nombre mientras me derrumbaba sostenida aún por los brazos de Gonzalo.

* Fin capítulo *

La Boca Del LoboWhere stories live. Discover now