De corazón

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20 de Febrero de 2017

- ¿Estás seguro de que te puedo dejar sólo?

- Claro que sí Virgi, no seas pesada, por favor. - dijo David sentado en el sofá con la pierna apoyada sobre un cojín, en la mesita de centro.

- Te dejo a mano todo. Tu móvil, el cargador, el teléfono de casa, el mando de la tele, agua y algo para picar. Así no te tienes que levantar.

- Virgi... Ya has oído al doctor, tengo que levantarme por mí mismo. 

Después de casi cinco meses en el hospital, el pasado mes de Enero, a David le dieron el alta. Su recuperación fue lenta pero muy progresiva. Gracias a Dios el tiempo que estuvo en coma no le dejó secuelas. El accidente solo dejó afectada su pierna izquierda, pero los médicos eran muy positivos al respecto, nos decían que con mucha rehabilitación podría volver a andar con normalidad. Porque a ver, andar, andaba, pero con una leve cojera y siempre con muletas, ya que si la apoyaba más de la cuenta, acababa con fuertes dolores en la cadera. Por lo demás, estaba perfecto. 

Ese día lloré. Lloré al volver a mi casa con él. La pesadilla había terminado. La primera noche que dormimos juntos me pareció mentira. Era como un sueño. Por fin... de nuevo en casa. Dormimos abrazados, como siempre hemos hecho. Bueno, hacíamos. Antes de que él apareciera en mi vida. Pero las cosas  volvían a ser como antes. Y yo necesitaba a David. Y él a mí.

- Le he dicho a Mercedes que venga a ver como estás.

- Noooo... - dijo con un puchero - es muy pesada Virgi. Se sienta aquí y se pone a mirarme. Y me pregunta cosas sobre el coma... Que sí vi una luz o a alguien que me llamaba.

- No le hagas caso - me reí - está muy mayor. Pero es nuestra vecina de toda la vida y te aprecia. Además te trae siempre bizcochos ¿a qué de eso no te quejas?

- Es verdad - sonrió - pero vete tranquila a la peluquería, que yo estoy bien. Llevas cuidando de mí seis meses, ahora te toca a ti. Luego, ve si quieres a comprarte algo de ropa, así lo estrenas en Montmeló. 

- No quiero dejarte mucho tiempo solo cariño. 

- Pero si ahora empieza Mujeres y Hombres y Viceversa y me entretengo. Además hoy se descubre al nuevo tronista. Va a estar interesante.

- ¿Seguro que el coma no te ha dejado secuelas? - le dije encogiendo la nariz. Mi marido odiaba esos programas y desde que estamos en casa está enganchado a ese, a Gran Hermano VIP y a Sálvame Deluxe. 

- Vete ya pesada... Pero dame un beso antes.

Me acerqué a él y uní mis labios a los suyos.

- Te quiero  - le dije.

- Yo más. 

Juré que nunca me separaría de él sin que supiera lo mucho que le quiero. Estos meses que hemos pasado en el hospital me he dado cuenta de lo importante que es David para mí. No sé que hubiera pasado si lo hubiera perdido. 

- Que lo pases bien con Mercedes - dije ya en la puerta.

- ¡Capulla! 

David tenía razón. Ya era hora de ocuparme de mí, pensaba camino a la pelu. La Virginia perfecta, maquillada, peinada y vestida a la última había desaparecido, para dar paso a una Virginia básica. Y es que en eso se había vuelto mi vida: básica. Levantarme, preparar el desayuno, ayudar a David, acompañarlo a la rehabilitación, volver a casa, llamar a la tienda, preparar la comida, recoger la casa, por la tarde mas rehabilitación, cenar y dormir. Eso día tras día. No tenía tiempo para mí. Y eso en mi imagen se notaba. 

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