No te vayas, por favor

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"Virginia... David... por favor ven... ha tenido un accidente... está muy mal, muy mal... ven, pronto... "

Las palabras de mi cuñado retumbaban en mi cabeza una y otra vez... Y su sollozo después de decirlo me desgarraba el alma. 

- Está muerto Carlos... está muerto... pero no me lo han querido decir... -  gemí entre lágrimas haciéndome un ovillo en mi asiento.

- No lo está Virginia. David es muy fuerte. No lo está... confía en mi - susurraba mientras me acariciaba el pelo. 

- Virginia, intenta calmarte. Nos queda todavía casi una hora de vuelo y luego tenemos que coger el AVE a Sevilla - Tabatha trataba de calmarme. 

- Ha sido mi culpa... lo he matado yo... he sido yo... - esa idea me rondaba todo el tiempo. Yo era la culpable de todo. Yo tendría que haber estado con él, como su mujer que soy.  Y entonces nada hubiera ocurrido...

- ¿Cómo va  a ser tu culpa? Ha ocurrido así y punto - me decía Carlos. - No llores más, por favor...

- Virginia, todo va a ir bien. De verdad. Tienes que estar fuerte para apoyar a David, él te va a necesitar mas que nunca. - dijo Tabatha agarrando mi mano. 

Después de recibir la terrible noticia, Carlos se ofreció enseguida a acompañarme. Y es que no hubiera podido ir de otra forma, necesitaba que alguien me acompañara. Sola hubiera sido imposible. Apenas podía sostenerme en pie, me tambaleaba. Y lo necesitaba, más que nunca. Él era mi único apoyo en estos momentos.

Y a pesar de todo lo que nos dijimos y nos reprochamos, Tabatha también quiso acompañarnos. Seguro que no tenía ningún interés en mi, pero al menos estaría con Carlos. Luego se lo agradecí, hizo lo correcto. Ésta vez era Carlos el que la necesitaba.

El viaje se me hizo eterno... Tenía muchísimas ganas de llegar al hospital, pero a la vez sentía terror al no saber que me iba a encontrar allí. 

Cuando llegamos al Virgen del Rocío, las piernas me temblaban. No podía seguir. Me paré en la entrada y volví a llorar... No podía, no podía... Estaba muerto. Seguro. Mi cuñado me lo ha ocultado...

- Vamos Virginia - me dijo Carlos suavamente, agarrándome por los hombros y empujándome a entrar. 

Llegamos a la planta de la UCI y tras cruzar el largo pasillo llegamos a la sala donde están los familiares.

Jose María, mi cuñado, daba vueltas nervioso por la habitación, pasándose las manos  por el pelo una y otra vez, estaba claramente destrozado. Mi suegro tenía los ojos hinchados de llorar y la mirada perdida, a su lado sentada, mi suegra, llorando desconsoladamente. 

Cuando entramos los tres, el ambiente se tensó claramente. Los tres clavaron los ojos en mí.

- Virginia... - dijo mi cuñado y se acercó inmediatamente a abrazarme. 

Carlos y Tabatha se quedaron a un lado en la puerta. 

- ¿Dónde está? - alcancé a decir entre sollozos. - ¿Dónde está?

- Está muy mal, Virgi... muy mal... - lloraba en mi hombro.

- ¡¡Es tu culpa!! - gritó mi suegra poniéndose en pie - ¡¡todo es culpa tuya!! ¡¡Mi hijo está muerto por tu culpa!! ¡¡tu lo has matado!!

- Pero yo... - apenas podía hablar... me dolían sus palabras. Me dolían porque sabía que tenía razón. - ¿Es-Está muerto?

- ¡¡No!! ¡¡Mamá!! ¡¡David no está muerto!! - gritó José María.

- Sí lo está... lo está... y la culpable es ella... - dijo desmoronándose en los brazos de su hijo. Mi suegra estaba ya vencida por el llanto, la rabia y supongo que el sueño.

La Boca Del LoboWhere stories live. Discover now