Epílogo (II)

1.9K 61 17
                                    

Narrado por Fernando Alonso:

- ¡Vamos chicos! Se acabó el descanso, ¡toca entrenar de nuevo!

- Jo papá... estamos cansados.

- Lo sé, pero mañana es la competición y tenéis que estar seguros al 100% ¿no? Sólo vamos a corregir un par de cosas y podréis descansar.

- ¿Y jugar a la play?

- Y jugar a la play... - dije con resignación - Pero nada de acostaros tarde. Mañana os quiero frescos como una lechuga.

- ¡Sí jefe! - dijeron los dos y fueron corriendo hasta sus respectivos karts. El 14 y el 55.

¡Que envidia de juventud! Sin responsabilidades, sin preocupaciones... Ojalá pudiera volver a esa edad, a los diez años. Donde te montabas en un kart y eras el puto amo del mundo. Luego, a medida que creces, la vida se complica. Te ríes menos y te preocupas más. Pero también eres más consciente de los buenos momentos e intentas disfrutarlos al máximo, sabiendo que quizá, no duren para siempre.

Y eso es lo que hacía desde hace tiempo, disfrutar de todo lo bueno que me ha brindado la vida. Mirara donde mirara ahí estaba mi felicidad. Al despertarme, mi mujer durmiendo a mi lado. Mis hijos dándome los buenos días. Mi casa en Oviedo, mi tierra. Cerca de mis padres. Cerca de mi museo. Y cerca de mi circuito.

Circuito donde me pasaría todo el día. Mi mujer dice que sería capaz de dormir entre las ruedas de los karts. Y tiene razón. Sería capaz. Y dormiría muy a gusto además.

- ¡Ey! ¡Cuidado! - grité aún sabiendo que sería difícil que me oyeran. Pero estos dos chavales eran unos fieras en la pista. Adelantaban con valentía, con seguridad. Lo daban todo. Y se divertían, que era lo más importante. Por eso eran los mejores.

- ¡Pero mira a quién tenemos aquí! Si es el profesor Alonso - escuché detrás de mí.

- ¡Hombre Carlos! ¡Que alegría verte por aquí! - dije cuando me giré y vi a mi gran amigo Carlos Sainz.

Nos fundimos en un gran abrazo. Hacía mucho que no nos veíamos. Años podríamos decir.

- Estás igual hijo de puta - me dijo golpeando mi pecho varias veces.

- ¿Y tú? ¡Tú si que estás igual cabrón!

- Pero de qué hablas... soy un viejo ya.

- Más quisiera yo estar así cuando llegue a tu edad.

- Uff... no es oro todo lo que reluce. Estoy cansado. Ya no aguanto tanto como antes. Creo que me voy a jubilar.

- Pero si vives mejor que un jubilado. - y golpeé su hombro - Te pasas todo el tiempo viajando.

- Ya no tanto... Desde que Reyes y yo compramos la casita en Formentera, nos pasamos allí casi todo el año.

- Y hacéis bien.

- Sí, pero echamos de menos a los niños. Vienen a vernos a veces, pero ya no es lo mismo.

- Ley de vida amigo.

- Sí, ley de vida.

Ambos miramos a la pista. Desde nuestra posición se apreciaba todo el recorrido prácticamente. Era una maravilla ver la lucha entre los dos karts.

- Son buenos - dijo Carlos asintiendo.

- Lo son. - sonreí orgulloso - No te esperaba hoy.

La Boca Del LoboWhere stories live. Discover now