Olvídate de ella

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Carlos Sainz Jr. P.O.V.

Y entonces Virginia agarró su mano. Ver como sus dedos se entrelazaban con los de su marido me hizo daño. Hacía pocos minutos que había sido mía por completo... y ahora la vuelvo a perder nuevo. Se aferraba a la mano de David con fuerza. Se aferraba a un futuro estable, a su sueño de ser madre, a un hombre que la amaba y daría la vida por ella... Un hombre de verdad. Y no un niñato como yo... que la dejaba escapar. Necesitaba irme de allí. Necesitaba no verla más. 

- Un segundo Carlos - dijo David de repente - quiero... necesito hablar contigo.

- Sí claro, dime - respondí rápido. Quería irme cuanto antes. Subirme al coche y soltar toda la adrenalina posible.

- A solas. - contestó David mirando a Tabi y a Virginia.

Sentí un escalofrío por la espalda. ¿Qué mierda quería éste ahora? Miré a Virginia de reojo y le había cambiado el semblante por completo. Se le notaba nerviosa, preocupada... Volví a mirar a David, él estaba tranquilo, firme... transmitía calma... tanta que asustaba. Parecía querer desafiarme.

Sentí un nudo en la garganta que me impedía tragar, posiblemente, causado por la tensión que se respiraba allí mismo. Lo miré a los ojos y no aparté la mirada ni un momento. ¿Quería hablar? Pues eso haríamos... Si me estaba desafiando, yo aceptaba su desafío.

- Vale - respondí intentando parecer seguro.

- Vayamos a un sitio tranquilo. - dijo soltando a Virginia. Me pasó el brazo por el hombro y con la mano lo apretó con fuerza - Quiero comentarte algo de unas estrategias que he estado estudiando para ti.

Y así, de esa forma, ambos nos dirigimos al hospitality de Toro Rosso a través del Paddock.

David caminaba lento, aún no estaba del todo recuperado del accidente. Andar varios pasos le costaba un mundo. Antes de subir las escaleras hasta la cafetería se paró un instante y se apoyó en la muleta. 

- Dame un segundo - dijo con la respiración entrecortada. 

- Tranquilo - le respondí cruzando los brazos sobre el pecho y apoyándome en la barandilla. 

Tras recuperarse, subimos hasta la cafetería y elegimos un lugar apartado. En ese momento estaba convencido que no iba a decirme nada sobre Virginia. De ser así, no hubiera elegido un lugar tan público y concurrido.

Nos sentamos en una mesa retirada y pedimos algo para beber.

David, tras apoyar la muleta a un lado donde no molestara, se metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un papel arrugado, lo puso sobre la mesa e intentó plancharlo con la mano.

- Lo siento - dijo sonriendo - las ideas me vienen en los sitios más inesperados y apunto donde sea. 

En ese papel había número, trazos, fórmulas... todo anotado de forma desordenada y sin sentido. Al menos para mí. Pero cuando David comenzó a hablar... una vez más hizo magia. Era ese David que nos dejó prendados a todos el primer día que trabajó para Toro Rosso. Hizo un planteamiento bestial sobre estrategias para este nuevo año, teniendo en cuenta los nuevos neumáticos y la capacidad del coche. Estaba muy seguro de lo que decía y los números le daban la razón.

- ... y si sale todo como he previsto, quizá te veamos en el podio. - dijo cuando finalizó su explicación.

- Joder... no sé que decir... - dije sin apartar la vista del papel - Es... es una pasada David. 

La Boca Del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora