Una señal

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- Hola preciosa - me dijo David cuando me monté en el coche.

- Hola cariño - le dije besando sus labios.

- ¿Qué tal con la familia Sainz? - me dijo iniciando la marcha.

- Pues bien, la verdad. Reyes es una mujer encantadora y sus niñas son una monería las dos: simpáticas, amables, cariñosas...

- ¿Y Carlos?

- ¿Qué Carlos? - no pude evitar ponerme nerviosa.

- Virginia - me miró de reojo - Carlos, el marido de Reyes. Carlos Sainz.

- Ah, bien, bien. Él va a lo suyo. 

- Te han ayudado mucho en lo del local, por lo que me has contado. Has adelantado una barbaridad.

- Sí. Estoy muy contenta. Quizás pueda abrir este verano. 

- ¿Y Carlitos?

Ahora sí que me puse nerviosa. Pensé en mentirle y decirle que estaba en Londres, pero después cambié de opinión. ¿Y si habla con el padre y le dice que durmió allí el mismo finde y me llevó a la estación?

- Pues llegó anoche de Londres y esta mañana él ha sido el que me ha acercado a la estación, para que no cogiera un taxi. 

Y ya no añadió nada más. Se mantuvo callado durante todo el trayecto, concentrado en la carretera.

Una vez llegué a casa, me instalé, deshice las maletas, puse la lavadora y todas las tareas que conlleva el hogar. Cuando acabé me senté un rato en el salón mientras David miraba el portátil.

- Estoy sacando los billetes para Mónaco. Hay dos vuelos posibles, a las 9 de la mañana y a las 3 de la tarde ¿cual prefieres?

- Mmmm... el de las  9 está bien ¿no? Así llegamos con tiempo de sobra al hotel. 

- Sí, creo que sí. Será lo mejor. Dame tu DNI para poner tus datos.

Me levanté para coger mi cartera y al sacar el DNI cayó un papel al suelo. 

- Oh David...

- ¿Qué ocurre?

- La semana que viene tengo la cita con Miguel. El viernes. Lo había olvidado - dije mirando el papel. 

- Vaya...¿y si la cambias? Quiero ir contigo Virgi. 

- No da igual. Déjalo. Solo es una revisión.

- Pero Virgi, quiero saber como estás después de... - dudó en decirlo.

- Después del aborto. Dilo. Puedes decirlo. Lo tengo asumido. - y me invadió la tristeza de nuevo. 

Vinieron a mi mente el día que dimos positivo, cuando lo comunicamos a la familia, la cara de felicidad de David cada vez que ponía su mano en mi vientre, nuestras charlas sobre el nombre que le pondríamos y si sería niño o niña... pero a la vez recordé el día que empecé a encontrarme mal, cuando desperté en aquella fría sala de hospital, los ojos de David hinchados de tanto llorar, la cara de mi madre aguantando las lágrimas... y de nuevo en mí el vacío. Llevé la mano a mi barriga inconscientemente...

- Anda ven, siéntate aquí a mi lado.

Le hice caso y me acurruqué en su pecho, mientras me rodeaba con su brazo. 

- Todo va a estar bien Virgi. Cuando termine la temporada, ya habrá pasado un año y volveremos a buscar de nuevo. Y ésta vez, va a ir todo perfecto.

Sus palabras me relajaban, me hacían sentir bien... Era justo lo que quería oír.  Que todo iba a ir bien. Que iba a ser mamá. Y tendría un precioso bebé que dormiría en mis brazos y lo amaría mas que a nada en el mundo.

La Boca Del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora