Cuestión de amor

1.1K 67 19
                                    

Se hizo un silencio en la habitación de repente. Yo seguía sentada en la camilla y Carlos, algo más relajado, estaba a mi lado con los brazos cruzados bajo el pecho.

- ¿Podría darte un abrazo? Así como de despedida... - me preguntó algo tímido.

- Claro que sí tonto... - ¿cómo podía negarle eso?

Intenté bajarme de la camilla, pero no me dejó... Pasó sus brazos por mi cintura y se acomodó entre mis piernas, de pie, pegado a mí. Acercó su nariz a mi cuello y respiró profundamente, como inhalando mi aroma...

Yo rodeé su cuello, cada vez más fuerte, más musculado, y apoyé mi barbilla sobre su hombro. 

- Mi Carlitos... - susurré en su oído. Sentirlo tan cerca y a la vez tan lejos... Ésta sería la última vez que estaría en esta situación con él. Era consciente de ello. Y eso me entristecía mucho. Lo amaba y por ese mismo motivo debía dejarlo ir. Por él... Por su felicidad... Noté que me venían las ganas de llorar así que intenté variar un poco el tema  - Te acordarás de mí cuando ganes tu primer título ¿no? - le dije separándome un poco de él apoyando las palmas de mis manos sobre su pecho.

- Claro, y te dedicaré mi primer podio. Haré así, como una "V" con los dedos. - dijo haciendo el gesto con la mano - La gente pensará que es el signo de la victoria, pero yo estaré pensando en ti. En tu nombre. Virginia. - y ese "Virginia" lo susurró demasiado cerca de mi boca. 

- Bueno será mejor que... - dije bajando mis manos de su pecho con intención de zanjar el tema y largarme de allí, pero Carlos respondió sujetándolas por las muñecas. - Por favor... - le rogué con un hilo de voz.

- ¿Y tú? ¿Te acordarás de mí?

- Eso siempre ¿lo dudas?

- Virginia... - dijo aún mas cerca de mi boca y sin soltar mis manos - Vamos a darnos la despedida que nos merecemos...

- Carlos no...

- Carlos sí... - dijo tan cerca que su respiración ya se entremezclaba con la mía.

- Por favor... - me moría de ganas... pero no podía. Otra vez no.

- Dime que no quieres - me dijo rozando su nariz con la mía.

- Carlos... - cerré los ojos. 

- Dilo y te suelto... te lo prometo.

Maldito niñato. Maldita boca. Malditos ojos. Malditas pestañas espesas. Maldito pelo. Maldito olor a Hugo Boss. Maldito Carlos. Maldito él. Maldito entero.

- Dilo Virginia - y al abrir los ojos tenía una media sonrisa que casi me derrito al verla.

- No puedo... Sabes que no puedo. - casi sollocé...

Y suavemente depositó de nuevo mis manos sobre su cuello, a lo cual yo no puse resistencia alguna. 

- Esto no está bien Carlos... David, Tabatha... están a pocos metros y... - y no me dejó continuar. Su boca ya estaba sobre la mía.

Mi mente repetía una y otra vez "no lo hagas Virginia, no caigas de nuevo" pero mi cuerpo no opinaba de la misma forma. Mis manos ya agarradas a su cuello lo atraían aún más hacia mi boca. Mi lengua buscaba la suya para fundirse en una deliciosa sensación de unión. Una unión que nuestros cuerpos añoraban desde hacía tiempo... tanto que se había convertido en una necesidad. 

Un intento de gemido salió de mi boca al notar sus manos deslizarse por debajo de mi falda. Y se quedó en eso, en simple un intento, porque su boca y la mía no querían separarse. Sus manos recorrieron mis caderas y subieron por mi vientre, como el vestido era bastante holgado no tuvo ningún impedimento. Yo tampoco se lo ponía, mi cuerpo era suyo y él lo sabía. Una de ellas se deslizó hacia mi espalda para arquearme y pegarme aún más a su cuerpo, gesto que respondí cruzando mis piernas sobre sus caderas. Y una vez más encajamos a la perfección, como dos piezas de puzle hechas exactamente para unirse la una con la otra. 

La Boca Del LoboWhere stories live. Discover now