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Narra Dorian

---Lo siento Dorian, los resultados realizados a la señora Sanders no son nada alentadores.

Albert era uno de los mejores oncologos del país, además de ser el padre de uno de mis mejores amigos.

Me sentía completamente debastado con la noticia que me había dado.

---Debe haber algo que se pueda hacer!!
Exigi molesto, mientras Albert se veía bastante relajado.

---Tranquilo muchacho..créeme que me gustaría poder hacer algo al respecto pero su cáncer se encuentra demasiado avanzado, en este punto sólo se puede esperar a que..

---No voy a sentarme a esperar a que Sara muera..buscaré otra opinión, gracias por tu atención de todas formas.

De inmediato me levanté y salí del consultorio médico de Alfred.

Subí al auto y me quedé ahí unos minutos ya que me encontraba bastante aturdido.

Tomé mi móvil e hice una llamada.

---Hola Susan, necesito que canceles mi viaje a Londres, trabajaré desde mi casa en New York.

---De acuerdo Señor Deluxo.

---Gracias Susan, te llamaré después.

---Claro, que tenga buen día señor.

Le había prometido a Sara que pasaría tiempo con ella y lo haría, era lo mínimo que podía hacer por la mujer que cuidó de mi durante tantos años, el único problema era su hija.

Esa mocosa me tenía entre la espada y la pared, debía encontrar la forma de quitármela de encima a como de lugar.

Narra Sofía

En cuanto llegué a casa, mi mamá me comentó que almorzariamos junto con mi Dorian y yo no podía estar más feliz.

Servimos la mesa y nos sentamos a esperarlo.

Era la primera vez que mi madre y yo comeriamos aquí, junto con él, seguro ya había caído ante mis encantos. Sonreí.

---Hey!! ¿Y esa sonrisa a que se debe?
mejor dicho ¿A quién se debe?

Preguntó mi mamá.

---Es hoy saqué un 10 en matemáticas.
Dije orgullosa.

---Sí, yo se que eres muy inteligente solo que aveces te haces la bobita.

Ambos reímos ante su comentario.

---Buenas tardes.
Una aguda voz se hacía eco alredor nuestro.

Era mi Dorian..estaba hermoso, vestía casual y tenía unas gafas estilo aviador que lo hacían ver completamente irresistible.

---Hola hijo, que agradable es verte aquí.

Mi madre se acercó a él  y luego de darle un beso en la mejilla, lo abrazó.

---Hola..
Le dije yo, haciendo una seña en forma de saludo con mi mano derecha, él solo levantó sus cejas.

---Ven sientaté, la comida está servida, es tu favorita.

Habló mi madre giñandole un ojo al castaño, el sólo sonrió.

---Muchas gracias, Sara.

Para mi buena suerte se sentó cerca de nosotras y eso era algo que iba a aprovechar.

La hija de mi sirvientaWhere stories live. Discover now