La hija de mi sirvienta

Buena persona

---Quiero ser una buena persona Ernesto.

---¿Acaso no lo sois?

Miré al psicólogo fijamente ganando un poco de tiempo para responder su capciosa pregunta.

---Creo que no.

Suspire con pesadez, simpre me había considerado una mala persona, era más divertido ser así.

---Tranquila, se que en el fondo lo sois, aunque eso de ser bueno o malo es algo subjetivo en realidad.

Sonreí ante su comentario.

---Tienes razón.

Respondí pensativa.

---Pero dime...¿Por qué queréis  cambiar?

---¿Por qué no hacerlo?

Le respondí con otra pregunta.

---Debe haber alguna razón.

Resople cansada.

---Se lo prometí a mi madre...

Narra Rhett

Luego de practicar un poco de fútbol me dirigí hasta las duchas para tomar un baño.

Salí envuelto en una toalla y caminé directo hacia los casilleros para cambiarme.

---¡Salgan todos!

Una mujer en el baño de hombres, pero que osada.

Silbidos y murmuros se escucharon luego de aquella orden femenina.

---¿!Qué acaso no me escucharon!?

Entre quejas mis amigos y el resto de hombres que se encontraban ahi, se retiraron dejándome a solas con Sabrina, mi ex.

¿Y esta loca que pretendía?

---Quiero hablar contigo.

Dijo acercándose a mi.

---No creo que tengamos algo de que hablar, además, que es tan urgente que no pueda espe....

Observé como la rubia lentamente me retiró la toalla para luego arrodillarse quedando frente a frente con mi juguetón amigo.

---Te extraño Rhett.

Cerré mis ojos luego de escucharla decir aquello y también debido a lo bien que usaba su boca en mi, hasta que con mucha dificultad la detuve.

---¡Ya basta!

La tomé de los brazos haciendo que se reincorporará, ella se notaba visiblemente desconcertada y molesta.

---¿Qué? !No lo entiendo Rhett!

Recogí la toalla del suelo para cubrirme.

¡Rayos! ¡Tenía una ereccion en ese momento!

---Esto es lo que más te gusta y tu no...

---El problema es que eres tu...la que ya no me gusta.

La interrumpi, ella río con amargura.

---¿Te comportas de este modo por aquella extrajera no es así?

Escupió lanzandome a su vez una mirada llena de odio, para lo que me importaba

---No se de que hablas, solo déjame en paz.

La tomé por los hombros y prácticamente la lleve a rastras hasta la salida.

---¡No puedes hacerme esto Rhett!

Habló quejándose y yo sonreí malicioso.

---No vuelvas a fastidiarme.