La hija de mi sirvienta

La verdad

Mamá había sido trasladada a una clínica particular en donde recibía la mejor atención médica posible.

---¿Cómo te sientes?

Le pregunté al entrar a la habitación en donde permanecía hospitalizada.

---Mucho mejor cariño, gracias por estar pendiente de mi.

Tomó mi mano y le dio un ligero apretón.

---¿Ahora si me dirás que sucede contigo?

En el hospital ella no quizo decirme nada acerca del tema y decidí respetar su decisión en ese momento, pero ahora, ahora necesitaba saber la verdad.

---Esta bien cariño, tienes derecho a saberlo.

Su rostro empalidecido indicaba que su enfermedad era algo serio, pero aún tenía esperanzas de que se recuperará pronto, tal vez me engañaba a mi misma pensando de esa forma pero hasta entonces no lo sabía con certeza.

---Bueno, hace poco tiempo me enteré que yo...bueno yo...padezco de cáncer, cáncer de colón.

Mi mundo se vino abajo.

---He sido tratada por uno de los mejores oncologos del país, pero los tratamientos son muy fuertes y mi cálidad de vida no era buena, razón por la cuál los dejé recientemente.

Mi madre me miraba con preocupación.

Aclaré mi garganta ya que la voz no me salía.

---¿Y Dorian, el sabe todo esto?

Cuestione fingiendo no sentir que me moría con cada detalle que me contaba.

---No, el no sabe que deje los tratamientos, le suplique al doctor que no se lo dijera porque le prometí luchar, pero ya no puedo hija, quiero pasar con ustedes el resto de mis días y no en esta clínica.

No sabía que decirle, las palabras no salían de mi boca.

---Es decir...que ¿Te dejarás morir?

Eso era intolerable, no lo entendía.

---Cariño entiende que...

No la dejé continuar y la interrumpi.

---Veo que ya has tomado esa decisión tu sola.

Expresé con decepción, enseguida solté mi mano de su agarre decidida a salir de la habitación, me sentía asfixiada.

---!Espera Sofía!

Me gritó mi madre antes de que me marchará.

---Tranquila mamá, nos vemos después, trata de descansar.

Ella asintió con la cabeza y yo salí rápidamente.

Narra Dorian

Observé que Sofía salía de la habitación de su madre, su mirada parecía perdida.

---Ven nena.

Pasé uno de mis brazos alrededor de ella para alejarla de la clínica.

---Ve a casa linda, cambiate de ropa y come algo, el chófer te está esperando.

Señalé el vehículo que se encontraba a unos cuantos metros de nosotros.

---Esta bien.

Sofía se despidió de mi y se fue, aún seguía con el uniforme de su escuela.

Caminé de regreso a la clínica y me dirigí a la habitación en donde se encontraba Sara.