Maratón 3/3

69.1K 3.1K 286
                                    


Luego de la cena, me retiré a mi habitación, cabe decir que mi Dorian me ignoró por completo.

Pensé que ya estábamos avanzando un poco pero veo que no fue así.

Eran las 10 pm y no podía conciliar el sueño, a mi mente venían los recuerdos de lo que Dorian y yo habíamos hecho en la tarde.

Tenía un short pequeño y una blusa corta de pijama, puestos ahora mismo.

¿Y si lo iba a ver?

Abrí la puerta y silenciosamente me dirigi hasts su habitación, respiré profundo antes de girar la manilla.

---Hola yo..

Dorian estaba acostado en la cama con su torso desnudo.

¡Qué alguien traiga a los bomberos que me quemó!

---¿No sabes tocar la puerta?
Habló sin moverse pero se inclinó para observarme.

---Disculpa..no quize...
Cerré la puerta no sin antes ponerle seguro.

---¿Qué hacés aquí?
Me miró serio.

---No tenía sueño y pensé en venir a verte.

Dije acercándome a él y sentándome en el borde de la cama, al verme cerca se levantó para enseguida sentarse.
Nos miramos fijamente un par de segundos.

---Creo que lo mejor será que te vayas, no es buena idea que estés aquí.

Su rostro no reflejaba emoción alguna pero yo por dentro me moría de los nervios, mi corazón latía a mil.

---Solo he venido a conversar contigo un rato.

Confesé inquieta.

Dorian levantó una de sus cejas, parecía curioso.

---¿No te parece que ya es muy tarde como para hablar? digo, mañana debes tener escuela y debes madrugar.

Su voz sonaba bastante ronca, eso solo hacia verse más sexy.

Sonríe.

---Sí, sólo me quedaré un rato.
Me acomode mejor en su cama mientras el observaba cada uno de mis movimientos.

---Esta bien, haber cuéntame ¿Le dirás a tu noviecito lo que hiciste hoy conmigo?

Sonrió divertido, estaba sentado en la cama apoyado en el respaldar de ésta.
---Pues no, no tengo novio.
Respondí coqueta, no podía quitar mi vista de sus labios.

---Eso no fue lo que dijo tu madre.
Me miraba intimidante.

---He cortado recien con él.
Suspire recordando a Alex.

Lo vi fruncir el ceño.

---¿Por qué? digo, si es que se puede saber.

Hice una mueca y empecé a jugar con un mechón de mi cabello.

---La verdad es que, últimamente no nos comprendiamos.

Si ya ni nos veíamos, al caso aquello era cierto.

---Oh..ya veo.
Respondió.

---¿Y tu tienes novia?
No me aguanté las ganas de preguntárselo.

Miró al frente.

---No, por ahora.
Confesó.

---En las revistas te relacionan con varias mujeres, éxitosas, guapas y elegantes.

Ambos reímos.

---Sí, he tenido varios romances pero nada serio hasta el momento.

---¿Aún no llega la indicada?
Sonreí a medias.

La hija de mi sirvientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora