Extraño

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---¿Qué hacés aquí?

Me moví rápidamente hasta pararme cerca de Dorian, aquella acción parecía de lo más complicada considerando mi estado.

Dorian estaba perplejo.

---¡!No puede ser!!

Exclamó Lucía, todos volteamos a verla, la cuál dio un paso y se fue contra el suelo.

---¡Atrapala!
Dije pero ya tarde, entre Ethan y yo la levantamos del suelo, estaba completamente dormida. La acostamos en la cama y luego volvimos a acercarnos a Dorian.

---Vamos, te llevare a casa.
Ordenó el castaño por su parte.

Reí ante su petición.

---No iré a casa, cuento con el permiso de mi madre para quedarme aqui.

Wow, mi capacidad para disimular que me encontraba ebria era increíble.

No entendí muy bien que pasaba pero había una guerra de miradas entre Ethan y el castaño, los miré a ambos con confusión.

---Ven, hablemos a solas un momento.

Dorian me tomó del brazo y me halo atrayendome hacia él.

---Ya la escuchaste, porque mejor no te vas.

Ethan tomó de mi otro brazo y me halo hacia él.

---Haber, me sueltan porque no soy una muñeca de trapo.

Me solté del agarré de Collins y me acerqué al castaño, el cuál ahora sonreia.

---Ok, hablaremos.

Espete alejandome de Ethan y dirigiéndome a él.

---Esta bien Sofía, recuerda que esta es tu casa y puedes quedarte todo lo que quieras, no dejes que nadie te diga que hacer.

Aquella última frase que dijo Ethan retumbo en mi cabeza, mientras me alejaba de su casa en compañía de Dorian.

---Ven a la casa conmigo Sofía, estas ebria.

Soltó el castaño de repente.

---Estoy bien, además ¿acaso no fuiste tu quién me dijo que debía olvidar todo? ¿ Cómo querías que lo haga?
hip!.

Maldito hipo, siempre apareciendo en los momentos más inoportunos.

---Sí, pero esta no es la forma.

El castaño tomó mi rostro entre sus manos y me miró con ternura, cabe decir que no sabía si realmente esto estaba sucediendo o era producto del alcohol en mi organismo.

---No tuve más opción.

Dije dándole una mirada lánguida.

---No puedo dejarte con Ethan a solas, no en el estado en el que estas ¿me entiendes?

Me miraba tan fijamente que me perdía en sus ojos.

---¿Y eso que tiene?
Respondí inocente.

Esto de tomar no lo había hecho por él, pero si él pensaba eso, tal vez podía usarlo a mi favor.

---Qué el podría aprovecharse de ti, aunque para serte sincero pensé que ustedes dos estaban...olvidalo.

No daba crédito a lo que sucedia en este momento, el castaño miraba mis labios y nos encontrábamos tan cerca el uno del otro que su aliento cálido empezaba a embriagarme por completo, aunque de por sí, ebria ya estaba.

---Ven conmigo, no iremos a casa...
Susurró cerca de mi oído.

Sentí una corriente eléctrica atravesar mi cuerpo.

La hija de mi sirvientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora