Piña

66.1K 3.3K 256
                                    

---Mamá ¿Cuándo volverá Dorian?

Mi madre y yo estábamos almorzando, no pude evitar preguntar por aquél dios griego, ya que había pasado una semana desde que se había ido de viaje y no daba señales de vida.

---No lo sé cariño, dijo que regresaría pronto.

Respondió mi madre.

Lo extrañaba, extrañaba a ese hombre.

Después de comer con mi madre, subí a mi habitación y me puse a escuchar música, luego sin darme cuenta me quedé dormida.

---¿Qué hacés aquí?
Me encontraba boca abajo y enseguida escuché el sobresaltó proviniente de Ethan.

---Wow..¿Cómo es que sabias que yo estaba aquí, si estas boca abajo y no puedes verme?

Me giré de inmediato para mirarlo de frente.

---Es un don...Aún no has respondido lo que te pregunte..

Ethan se veía desconcertado, no podía imaginar lo que pasaba por su cabeza.

---Venía a invitarte a cenar...ya sabes, es como un modo de hacer las paces.

Coloqué mis brazos detrás de mi cabeza.

---Aquello ya lo hablamos hoy, así que no hay rollo.

Dije con tono desinteresado.

---Lo sé, pero el que cenemos hará  oficial nuestra preciada amistad.

Sonrió levemente.

---Mm...
Tampoco es que tenía algo mejor que hacer.

--- Y bien...¿Qué decides?

Vaya, que impaciente era este chico.

---De acuerdo, pero no vuelvas a entrar a aquí, como un vulgar acosador.

Lo miré desafiante y caminé hacia la puerta.

---Ok...
Dijo levantando una de sus manos.

Su mirada se posó sobre mi.

---¿Qué?
Le cuestione por su forma de mirarme.

---¿Iras vestida así?

Miré mi ropa y no vi nada de malo en ella.

---¿Sí por?

¿Me pensaba llevar a un restaurant lujoso?

Bueno, mi ropa consistía en un diminuto short negro, una blusa color verde olivo, también tenía unas medias negras hasta más arriba de las rodillas, y por último calzaba unas botas del mismo color de mi blusa.

---No por nada.
Levantó los hombros ligeramente y me siguió el paso.

--------------------------------------------------------

---73..74..75...

Ethan y yo caminábamos acercándonos al patio de comidas de un centro comercial que se encontraba en el centro de la ciudad.

---¿Qué es lo que cuentas?
Pregunté fastidiada, ya que desde que habíamos bajado de su auto no había parado de contar.

---A los hombres que se te quedan viendo.

Respondió serio mientras nos sentábamos en una de las mesas del patio de comidas.

---Lo que es no tener nada que hacer.
Respondí aburrida.

---¿Y que comeremos?
Miré a Ethan fijamente esperando su respuesta.

---Dejame sorprenderte.
Sonrió sin mostrar sus dientes.

La hija de mi sirvientaWhere stories live. Discover now