Suicida

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---Calmate papá, hablemos afuera.

El señor Collins nos miró reprobatoriamente un par de minutos para después salir de habitación azotando la puerta bastante fuerte.

---Dijiste que tu papá no estaba aquí.

Me quejé molesta mientras me vestía.

Francamente no sabía porque me encontraba sólo en ropa interior, tal vez el y yo...

Omg...

---Pues no, no estaba aquí, supongo que debió haber llegado recién.

Observé con detenimiento la espalda blanca de Ethan mientras el se colocaba sus pantalones, y si, el también había estado semidesnudo al igual que yo.

---Hasta acá escucho tus monólogos internos.

Seguro había notado mi cara de total desconcierto.

---Es que no recuerdo mucho después de haber tomado aquella pastilla que me diste.

Usualmente las pastillas de la felicidad no provocaban tal efecto en mi, pero en esta ocasión había sido diferente.

---Pues solo dormimos.

Lo miré asustada mientras me cubría con las sábanas.

---¿Qué?

No y no, esto no estaba bien.

¿Por qué?

Ethan era mi amigo y no quería arruinar nuestra amistad, pero ya la había cagado.

---Solo dormimos en todo el sentido de la palabra.

---Explícate...

Se levantó y caminó directo hacia la puerta, volteo a verme y sonrió.

---No pasó nada entre nosotros tranquila, vuelvo enseguida.

Al escucharlo decir eso, sentí alivio.

---Ok.

Fue lo único que le dije antes de verlo irse.

No pensaba quedarme en esa casa ni loca, así que rápidamente me vestí para luego con cautela salir de la habitación. Al salir de la casa me sentí la mujer más sola del mundo, caminé por las calles hasta que encontré una cafetería y me instalé ahí, no quería llegar a casa aún.

Me sentía devastada, extrañaba mucho a mi mamá y a Dorian.

¿Pero por que debía extrañarlo?

El me había mentido al decir que estaría siempre conmigo, no se como pude pensar que el me quería, era una ilusa. Lo odiaba más que a nada en el mundo, quería golpearlo hasta que sangrara, había jugado conmigo, quizás lo merecía, quizás el llamado karma me había llegado y ahora se burlaba de mi.

Después de desayunar seguí caminando sin rumbo, los recuerdos venían a mi, la voz de mi madre llamándome, no quería olvidar como sonaba su voz por nada del mundo.

---Debes saber que por más que rompan tu corazón yo estaré aquí para curarlo.

---¿De verdad?

--- cariño, habrán muchas personas que entrarán y saldrán de tu vida, para bien o para mal, pero siempre estaré ahí para ti mi amor.

La hija de mi sirvientaWhere stories live. Discover now