46. Noche juntos

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Dos extraños bailando bajo la luna se convierten en amantes, al compás de esa extraña melodía, que algunos llaman destino y otros prefieren llamar casualidad. Y bailan sin que les importe nada qué suceda alrededor, y bailan y la gente que les mira va creyendo en el amor 🎶❤

* * *

No podía haber beso más dulce, más significativo, y perfecto, que ese.

Estrictamente hablando, podía no ser el primero, ya antes sus labios se habían tocado, cuando su hijo fue concebido, pero para Alec aquello había sido como un sueño, y para Magnus aunque había sido especial, no había significado lo que ahora que tenía tantos sentimientos atascados y ningún nombre que darles...salvo, tal vez, amor.

Se separaron al quedarse sin aliento. Las mejillas de Alec ruborizadas, los labios de ambos hinchados con rojas sonrisas felices y satisfechas, y sus miradas en la contraria, como si fuera un espejo viendo en el otro sus ojos.

El pecho de Alec subía y bajaba demasiado rápido, su corazón acelerado hasta que una mano de Magnus se posó sobre él, y la otra en su vientre, calmando a los dos seres que más significaban en el universo para él, su hijo y su...Alexander.

-¿Significó algo para ti ese beso? -susurró Alec, con miedo a que, como él pensaba, fuera únicamente la atracción de un enlace obligado.

Una de las manos de Magnus permaneció en su vientre, la otra subió hasta acariciar su labio inferior. -Significó todo. Un Dios no suele enamorarse, ni dar su nombre a un mortal, porque con ello entrega mucho más, pero yo lo hice, antes incluso de besarte, porque te siento fuertemente y te necesito como nunca necesité nada, y quiero creer que tal vez algún día tú sientas lo mismo por mí. Que me quieras como tu compañero y no sólo como el padre de tu hijo, que desees mi compañía no sólo en Luna llena.

-¿P-puedes? ¿Es posible? Es decir, quedarte...aquí -Alec señaló su habitación, la cama, pero refiriéndose a algo más-. ¿Conmigo, nosotros, en la Tierra?

Magnus suspiró, sin perder el contacto con él, su mirada azul viajó hasta donde su otro cuerpo brillaba, testigo de su primer encuentro real y consciente con Alexander. -Supongo que tenemos que hablar de eso, ¿podemos ponernos más...cómodos para hacerlo?

Alec asintió. En realidad tenían mucho de que hablar, respuestas que se debían, confesiones que hacerse, conocerse un poco más, y tenían toda la noche para hacerlo.

Se arrastró sobre el colchón, acomodándose sobre la almohada, y miró a Magnus...esperando, invitando.

Magnus tomó la invitación en un feliz silencio. Había abrazado a Alexander con su luz y lo había visto dormir muchas noches, pero sólo una -cuando cumplió su deseo- lo arropó con su cuerpo mientras dormía. Ahora podían aferrarse y compartir el calor de sus cuerpos y la esencia de sus almas despiertos.

Era casi como un sueño.

Magnus se acurrucó a un costado de Alec, sus cuerpos encajando como si hubieran sido hechos para estar juntos, las manos de ambos sobre el vientre de Alec, la cabeza de Magnus sobre su pecho, amando el latido de su corazón, memorizando el ritmo mientras decía: -Hay un modo, pero debes estar de acuerdo y saber que hay consecuencias.


CONTINUARÁ...

hasta el lunes!! ❤

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now