145. Magnus

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Era un sol intenso. De esos que te hacen cubrirte con una mano.

Pero también era uno de esos días en que la Luna se veía incluso de día. Pálida contra el cielo azul.

A Alec, y a sus hijos, le gustaban esos días. Salió al jardín y puso una mano en la parte baja de su espalda y otra a un lado de su vientre. Ugh. Cada día era más pesado, ansiaba el momento de tener a sus hijos en brazos, faltaba cada vez menos, pero era tan cansado. Iba a sentarse en una silla cuando la primera contracción llegó. Lo hizo encogerse de dolor, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Miró al cielo, era de día, y la Luna no estaba llena, no podía bajar. Sintió un peso en su pecho. No era posible, tampoco estaba Tessa. El pánico lo llenó tanto como el dolor.

-¡Magnus! -lo gritó sin pensar. Magnus. Magnus siempre estaba cuando lo necesitaba. ¿Dónde estaba ahora?

El dolor lo gritar de nuevo. Las lágrimas llenaron sus ojos hasta cegarlo, ya ni el fuerte sol lo molestaba.

-Magnus -fue sólo un susurro.

"¿Qué dirías tú? ¿Vale la pena el sacrificio? Podrías esperar la decisión de todos o puedes estar durante su nacimiento", era una voz femenina. Alec no entendía nada.

-¡Magnus! -Alec llevó sus manos a su vientre en cuanto despertó. Sus mejillas estaban húmedas. Empezó a llorar de nuevo cuando vio a Magnus ir hacia él y lo envolvió en sus brazos.

Rafa, en su cuna, comenzó a llorar.

Magnus no sabía qué hacer. No podía dejar llorando a Rafa, pero Alec se aferraba a él. Y Esperanza justo ahora no podía venir.

Alec sollozó y, con palabras entrecortadas, le contó su sueño. -E-estaba s-sólo y...y... Tú n-no venías...

Magnus hizo una mueca mirando a Rafa llorar. Entonces una luz entró a la habitación de Alec y se acercó a la cuna. Rafa detuvo su llanto en cuanto su madre, Ángela, estuvo a su lado.

Incluso Alec pareció calmarse, aunque Magnus no supo si fue la presencia del Ángel o sus palabras. -Yo voy a estar contigo siempre. No importa lo que pase, cuando Elara y Max nazcan, estaré a tu lado, Alexander.

-¿Lo prometes, Magnus? -Alec no supo por qué le parecía tan importante que Magnus estuviera ahí.

Magnus, sin pensarlo, besó suavemente sus labios. Alec se estremeció, pero no se movió. -Se los prometo. Mi lugar es junto a ustedes.

Alec no lo cuestionó. Así se sentía.



CONTINUARÁ...

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora