148. Octava luna

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La octava Luna llena del embarazo de Alexander Lightwood.

Después de esto, sólo dos Lunas más y Max y Elara vendrían al mundo, estarían en sus brazos.

Y en los de la Luna.

Y en los de Magnus.

Alec estaba ansioso porque la Luna bajara y conociera a Magnus. Tal vez, teniéndolos juntos, podría poner en orden sus emociones y sentimientos.

Tal vez el problema era que la Luna estaba muy ausente, y Magnus estaba siempre ahí, como lo estuvo desde el primer momento.

Alec arrullaba a Rafa mientras pensaba todo eso. La Luna ya no debía tardar. La puerta de su habitación se abrió, volteó ilusionado, creyendo que sería Magnus, pero era Esperanza. Era raro tener a Esperanza aquí de noche, y sobre todo luciendo más animada. -¿Quieres que cuide a Rafa?

Alec se extrañó por la pregunta. No era que Esperanza tratara mal a Rafa o no lo quisiera, pero no era tan cariñosa mi tan espontánea como Magnus y él mismo. Además quería a Rafa aquí, él, sus hijos, la Luna, y Magnus, se sentía bien pensar en todos juntos.

-¿Por qué? -preguntó Alec.

Esperanza mordió su labio, pensando cómo decirlo. Ella había pedido no recordar completamente el lío en que Magnus estaba metido, pero igual lo sabía. Y Ángela le había dicho que este sería un día importante y debían estar solos. Pero ella no podía decir eso, Alec no lo sabía. Y no iba a saberlo por ella, tenía que guardar el secreto, y esperar que lograran ser felices juntos.

-Para que descanses al menos esta noche, Alec. Además Rafa está muy tranquilo, déjame estar ahora con él -miró a Ángela que estaba a su lado, también intuía que Ángela quería estar un rato con su hijo.

Alec dudó, pero no podía negárselo. Además que era ella la encargada legal de Rafa. -Pero si tienes algún problema, me llamas.

Esperanza asintió, tomando al bebé ya casi dormido en sus brazos. Miró el abultado vientre de Alec antes de salir. -Vas a ser un gran papá, Alec.

Alec se quedó pensando en eso luego de que ella se fuera. ¿Lo sería?

Ya no había tenido pesadillas, pero no olvidaba la historia de Tessa y su mamá. ¿Qué tal si ella también estuvo bien todo el embarazo y luego murió?

-No pienses eso -la dulce voz, esa voz que era como un tintineo arrastrado por el viento, lo sacó de sus pensamientos.

Alec levantó su mirada para encontrarlo caminando hacia él. Sus dudas terminadas, inexistentes, cuando su mirada se cruzó con la suya.

* * *

Magnus suspiró mientras se acercaba a él.

Él, como Luna, le había explicado a Alec el trato con Camille, estar con él sin que supiera quién era realmente.

Y Alec, cuando estaba con él, con la Luna, parecía olvidar sus dudas entre él y Magnus. Porque eran uno mismo y, en el fondo, Alec debía intuirlo.

Pero... ¿Y si se lo explicara ahora? ¿Si le preguntara?

De cualquier forma, los recuerdos quedarían guardados cuando él se fuera.

Tal vez era el momento de hablar claro con Alec. De sus sentimientos.




CONTINUARÁ...

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Место, где живут истории. Откройте их для себя