Extra 3

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[3: Primera vez]

Cuelgo mis palabras en la luna, para hablarte a ti o a ninguna, tengo las puertas abiertas de este corazón. Tengo un presentimiento, si lo sientes, sólo dímelo 🎶

👆 recomendación

* * *

La primera vez que Alec y Magnus se entregaron en cuerpo y alma fue hace dos mil años. Dos humanos ocultos en una noche iluminada por la luz luna llena.

Fue también su despedida obligada. El final de su primera vida.

La segunda vez, su segunda primera vez, la luna bajó en su forma humana y cumplió el deseo de un ángel.

La luna, Magnus, se enamoró y el ángel de ojos azules no recordaba.

La tercera vez, su tercera primera vez, Magnus quería algo mágico, algo que en esta ocasión Alec sí recordara y lo hiciera con una sonrisa.

Había amor como hace dos milenios, y había, lo más importante, libertad. Podían amarse a la luz del día y Alec quería hacerlo. Después de tantos desencuentros y limitaciones a causa de la luna, Alec quería amarse mirándose a los ojos, absorbiendo cada detalle de su hombre -no más Luna, no más dios-, y disfrutarlo lento, sabiendo que no iba a ser la última vez, era sólo el comienzo de una vida feliz.

Fue en la vieja casa de campo de Esperanza, unos días después del regreso de Magnus a la Tierra.

Tessa se había presentado para ayudarlos, revisando la salud de Alec y de los niños. Ella se ofreció a cuidarlos un rato para darles privacidad.

Magnus había entrado en un ataque de pánico. Porque no había nada romántico, ni rosas, ni velas, vino o champaña, ¡nada!

Entonces Alec sonrió. Lo tomó de la mano y lo llevó a aquella habitación en la cual Magnus vigiló su embarazo durante meses. Las cortinas estaban cerradas, pero eran claras y traslucidas, dejaban la luz del día entrar.

Alec se detuvo con Magnus a media habitación. Sus manos acunando su rostro mientras lo besaba, las de Magnus fueron a su cintura. Sus cuerpos juntos, creando largas sombras unidas en una sola, mientras se besaban.

-Estás aquí, estamos juntos. Estamos vivos, y nada se interpone entre tú y yo. Para mí, no podría ser más perfecto.

Alec había sonreído, sus mejillas ruborizadas, mientras Magnus se quedaba estático, sorprendido por las palabras de su Alexander y después sus manos desnudándolo con total seguridad.

Las manos pálidas de Alec fueron acariciando la piel acaramelada a su paso, dejando besos fugaces que encendían a Magnus con sólo roces suaves.

-¿Sabes? -Alec junto sus caderas y lo besó profundamente antes de dar un par de pasos atrás y admirar el cuerpo del padre de sus hijos. Su silueta a contra luz, cada línea, cada curva. Y esos ojos, mirándolo fijamente.

Se sentó en la cama y esperó por él. -Tal vez fue sólo una vez, y a ello le siguió una tragedia, tal vez lo olvidé durante dos mil años, en mi memoria, pero no en mi corazón. Y parece que tampoco mi cuerpo, mis manos recuerdan cada detalle del tuyo como si estuvieran hechas a tu medida, o al revés, tú fuiste hecho para mí.

Magnus había sonreído. Él también se sentía así con Alec.

Había repetido sus movimientos, quitando cada prenda, sin despegar la vista de él. Adorando los ligeros temblores cuando sus manos comenzaron caricias lentas que fueron subiendo de intensidad. Besos que robaban su aliento. Miradas desenfocadas, mientras se veían y se sentían con el resto de sus sentidos.

Alec extendió sus piernas, acunando el cuerpo de Magnus, las manos de éste recorrieron los muslos suaves y pálidos, acariciando mientras se hundía en él, mientras lo tomaba a la luz del día, mirándolo a los ojos, sin sueños, sin maldiciones, sin despedidas.

Sólo ellos dos.

Cuerpo. Alma. Corazón.

Sólo un ser completo...junto de nuevo.

* * *

No fue la luna de miel como podieron, ni fue explícita, pero fue su primera vez -otra primera vez- :3

Como la semana anterior no subí extra, ésta subiré dos ❤

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now