162. Final: hay amores 💕

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Cualquiera pensaría que, al menos una vez, la luna enseñaría su lado de al revés (...) La luna sonreía contenta al descubrir que por siempre gozaría con nuestro porvenir 🎶

* * *

-¿Magnus?

Y ahí estaba. Esa fue la palabra que lo cambió todo.

Magnus se congeló con su pulgar todavía atrapado entre las manos de su hijo. Había pensado que Alec no lo recordaría después de todo ese mes mirándolo desde el cielo y sin que él supiera lo que la Luna significaba para él y sus hijos. Había pensado que tal vez tendría que volver a enamorarlo...

-No puedes volver a enamorarme -dijo Alec y entonces Magnus se dio cuenta que estaba pensando en voz alta.

-Oh -hubo una presión en su pecho, la opresión de podría haber roto su corazón, un corazón que resistió dos mil años por un amor que no recordaba pero siempre estuvo ahí.

Y entonces se dio cuenta que se había adelantado al sentirse aliviado por su nombre. ¿A quién recordaba Alec? ¿Magnus, el hombre que lo amó hace dos mil años? ¿Magnus, la Luna? ¿Magnus, su compañero en la universidad? ¿A cuál Magnus se refería?

-¿Cuántos Magnus hay? -la dulzura y la sorpresa en el tono de Alec lo hizo mirarlo de nuevo-. Eres tú, Magnus, todos siempre fuiste tú, humano, Dios, humano de nuevo, siempre has sido mi Magnus. No puedes volver a enamorarme porque tendría que haber dejado de amarte para volver a hacerlo y eso nunca podría suceder. Te amé hace dos mil años y me entregué a ti prometiéndonos un para siempre que pienso cumplir. No sabía que eras tú, mi Magnus, cuando pedí el deseo a la Luna. Y no lo supe durante todo este tiempo, aunque ahora que lo pienso debí intuirlo, me diste tantas pistas -con la última palabra la voz de Alec se rompió, sus ojos llenos de lágrimas.

Magnus habría querido abrazarlo, pero ambos traían a sus hijos en brazos y era imposible. Max soltó su dedo y pudo al menos recorrer su mejilla en una caricia como tantas otras veces. Limpiar las lágrimas con ternura. -¿Cuándo lo recordaste? He pasado estás noches mirándote y a Max y a Elara, ellos sabían quién era yo, tú no... Fue horrible verte abrir los ojos y que no recordaras nada.

Alec cerró sus ojos y se apoyo en el toque de Magnus, viendo las imágenes que se agolparon en sus recuerdos cuando vio sus ojos de gato. -Por eso nunca me mostraste tus ojos reales cuando estuviste conmigo durante el embarazo, ¿verdad? Habría visto tus ojos de oro y plata y sabría que eras la Luna, mi Luna. Y eso explica los ojos de Elara -ambos miraron a su hija que empezaba a quedarse dormida sin haber soltado a Rafa-. Y también tiene sentido que, al ver tus ojos reales, recordara quién eres tú. No hay ojos como esos, no podría haberlos visto y no saber que eres tú....

Se miraron, con sus hijos ya adormilados entre ellos.

-Soy tuyo, Magnus. Nada podrá separarnos -Alec repitió las palabras que le dijera su última noche juntos antes de la Luna y esta vez fueron los ojos de Magnus los que se humedecieron con las lágrimas.

-Nada. Eres mío y soy tuyo. Toda la eternidad -Magnus repitió, con voz algo rota, las últimas frases que él le había contestado.

Magnus acunó el rostro de Alec con su mano libre y le dio un rápido beso en los labios antes de separarse y dejar un beso en la frente de Max y Elara que ya dormían. -Voy a extrañar besar tu vientre -le dijo con una sonrisa.

Alec se ruborizó, pensando que todavía podía hacerlo y ansiaba que lo hiciera. -Siempre puedo tener otro hijo -dijo todavía con las mejillas ruborizadas-. Si esta vez no me abandonas... No vas dejarme otra vez, ¿verdad?

-No, voy a quedarme, pero...

-¿Qué? -Alec tenía una expresión llena de preocupación, de miedo.

Magnus tragó antes de decirlo. -No, ya no voy a dejarte, pero no podemos tener más hijos, Alexander.

-¿Por qué? -la expresión de Alec fue ahora herida. ¿Ya no lo quería Magnus? Tal vez estaba suponiendo que porque él aún lo amaba...

-Porque ya no soy la Luna, mi amor, ya no puedo cumplir tus deseos...

Alec se apresuró a decir: -Mi deseo eres tú, que estés conmigo y con nuestros hijos, que me ames. ¿Todavía me amas, Magnus?

-Nunca podría dejar de amarte, Alexander Lightwood.

Y la sinceridad de sus miradas y sus sonrisas lo decía todo.

Manejaron de vuelta a casa de Esperanza, mientras ella ocupaba el lugar de Magnus en el cielo.

Alec acomodó a Max y Elara en su cuna y abrazó largo rato a Rafa antes de meterlo con ellos también, Elara y Rafa buscándose incluso dormidos.

-No puedo creer que te olvidé y a Rafa -se quejó Alec, abrazándose a Magnus, amando como sus cuerpos encajaban, como de protegido se sentía entre sus brazos y con el rostro oculto en el hueco entre su cuello y su hombro.

-Ellos te hicieron olvidar, mi amor, pero ahora ya me recuerdas y estamos juntos. Es lo importante, ¿cierto?

Magnus y Alec estaban parados, abrazados, junto a la ventana, iluminados por la Luna de Esperanza.

Magnus vio de reojo a Ángela despedirse de su hijo, lo vería crecer desde el cielo, pero ya no podría bajar libremente como hasta ahora había hecho. Igual que Raziel ya no podía intervenir más, había quitado los recuerdos de Alec y cuidado su cuerpo todos estos años, les había dado a su pequeño nefilim, y regresó los recuerdos a Alec,  pero era todo, ya no podía meterse en sus vidas ni cambiar sus destinos.

-Te tuve toda mi vida sin saberlo -dijo Alec-, estuviste siempre ahí, a la vista, y no lo sabía. Tuve al amor frente a mis ojos sin poder amarlo.

-Pero lo supiste, de algún modo lo supiste, acudiste a mí por tu deseo y eso propició nuestro reencuentro.

-Te amo, Magnus, tanto, sin ti toda mi vida, y este último mes, me sentí vacío. No vuelvas a dejarme nunca.

-Te amo, Alexander Lightwood, mi hermoso Ángel.

Los labios de Alec se curvaron antes de echar la cabeza para atrás. -Te amo, mi Luna.

Magnus sonrió también, un poco. -Ya no más Luna.

Alec negó antes de acercarse por un beso y hablar sobre sus labios. -Eso no cambia que te amo.

Y que hay amores por los que vale esperar...dos mil años si es necesario.

Amores por los que serías y dejarías de ser la Luna.

Amores por lo que darías tus alas para amar como un humano.

Amores como el de Magnus Bane y Alexander Lightwood.

FIN

Falta el epílogo 💕

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now