152. Hace dos mil años

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Yo soy fan de la luna llena, vivo la vida a mi manera porque sé que esta vida no es eterna, si me enamoro, me entrego sin pensar, mi única ley es nunca lastimar, buscando siempre la felicidad 🎶

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* * *

Magnus miraba a Alec. Aquella suave piel, desnuda, pálida, brillando con una ligera capa de sudor, las mejillas ruborizadas, los ojos oscurecidos por el deseo, algo desenfocados, pero fijos en Magnus sobre él, sus manos extendidas, acunando su rostro, sus labios en una sonrisa cuando lo atrajeron para otro beso. Seguían unidos sus cuerpos, las piernas de Alec extendidas y rodeando a su amante, sus pechos juntos cuando sus labios se unieron, sus latidos eran lentos, iban a un mismo ritmo, tranquilo, calmado.

Era la calma antes de la tormenta...

* * *

La chispa de deseo que se había encendido en Alec, mientras Magnus le relataba la entrega en cuerpo y alma de B y su amante, el fuego que corría por sus venas y lo volvía loco, un deseo que no recordaba haber sentido, no en su memoria, pero parecía despertar su piel, parecía que su cuerpo si lo conociera.

Todas esas sensaciones se transformaron en escalofríos cuando Magnus llegó a esa parte del relato, a las frases que sonaban a despedida.

<<Ya soy tuyo, M... Ya nada podrá separarnos.

-Nada. Eres mío y soy tuyo. Toda la eternidad...>>

Alec se quedó en silencio un momento, temiendo la siguiente parte de la historia. Su corazón intranquilo, intuyendo el final. -¿Qué pasó después? -se atrevió a preguntar en un susurro, cuando Magnus no dijo nada más.

Magnus suspiró, se removió un poco al lado de Alec, acercándolo más con su brazo, como si todavía ahora pudiera aparecer su padre y separarlos, acariciando su vientre, prometiéndose ser un padre mejor que el que él tuvo. -Los descubrieron, esa noche en que por fin estuvieron juntos, los descubrieron...

Alec sintió tibias lágrimas silenciosas humedecer sus mejillas.

Lo sabía. No tuvieron final feliz.

-...y los separaron. Los condenaron a una eternidad separados, sin saber que eso era imposible, porque cuando ellos hicieron el amor se entregaron el alma y el corazón, además del cuerpo, y eso no se rompe con sólo poner distancia entre ellos, ¿sabes?

Alec sorbió ruidosamente. Sus labios temblaron cuando se atrevió a preguntarlo: -¿Y entonces? ¿Volvieron a estar juntos? Dime que sí, Magnus.

Magnus acarició la piel de su cuello con su nariz, cerrando los ojos, embriagándose de su olor y del recuerdo de hace dos mil años. -Lo están intentando, Alexander, lo están intentando.



CONTINUARÁ...

Hijo de la luna (Malec Mpreg)Where stories live. Discover now