<•> Capítulo cuarenta y nueve <•>

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[Derek]

Ivo tuvo que ir a mi casa los días que estuve enfermo, vaya que lo obligaba diciéndole que era su responsabilidad como mi pareja cuidarme.

Debía destacar que nuestra relación llevaba un desarrollo excepcional. Apesar de llevarse a cabo tan rápido, me estaba volviendo loco a su lado. Quería verlo siempre cuando entraba a la empresa, pues era como ese típico rayito de sol que te hace sonreír y te alegra el día al instante.

Ahora, lo tenía muchísimo más involucrado, me había dado cuenta de que era bastante bueno haciendo las negociaciones justo y como me gustaban. No fue un error instalarlo aquella vez en el Sector Ejecutivo.

Me puse de pie y me fui a buscarlo. Habíamos quedado en ir a almorzar juntos, cosa que no habíamos hecho hasta ahora. Según me dijo, siempre le gustó comer sólo mientras escuchaba música.

Apenas abrí la puerta, Sophie estaba ahí, tratando de seguir respirando, estaba corriendo.

—Sígueme, Kellerman.

—¿Qué pasa, mujer? Tranquilízate.

—¡No puedo! William molestó de nuevo a Ivo y esta vez, sí se pasó de la raya.

—Este grandísimo hijo d-

—¡Espera! —me jaló del brazo, evitando que fuera ya mismo a despedirlo.

—So, déjame ir a romperle la cara, ¿de acuerdo? No vas a dete-

—¡Ivo ya lo hizo! —exclamó con una extraña sonrisa en su rostro—. Él ya le dio su merecido.

—¿De qué hablas? —en serio no la entendía para nada.

—Vamos, abajo aún es un desastre total.

Era cierto. Un montón de gente se había apuñado en una sóla área del Sector Creativo. Claro que todos al verme, decidieron continuar con su trabajo al ver la mirada tan severa que les había regalado. Para mi sorpresa del día, William e Ivo, estaban sentados en el suelo, recostados a la pared, pero... William, tenía un enorme golpe en el ojo, el cual, se había puesto rojo, un rojo que con mucha seguridad, pasaría a lila en unos cuantos momentos.

Nunca había visto a Ivo así. Enojado. Porque así era como estaba. Tenía el ceño fruncido y hacía una terrible presión en sus dientes. Sin embargo, al verme se levantó de inmediato y apunto de decir algo, lo detuve.

—Silencio.

—Ah, no, Derek. Te traje para que arreglaras esto, no la vayas a agarrar contra el bebé hermoso, porqu-

—¡Silencio tú también, maldita sea!

No quería hacer escándolo, mas era completamente inevitable.

—Tú, levántate de ahí —le solicité, con un movimiento de dedos. El chico obedeció y chasqueó la lengua. Ya sabía lo que le esperaba—. Ahora, William, tiene la oportunidad de darme el motivo de su despido inmediato.

—¡¿Qué, por qué?! Si este imbécil fue quien me pegó —reclamó, señalándolo.

Ese día, me estaba llevando muchas sorpresas. Porque fue cuestión de segundos para que Ivo se le lanzara encima de nuevo. Afortunadamente, logré sujetarlo de la cintura y separarlo.

—Quieto, Lane —le dije, empujándolo hasta pegarlo con la pared y tomándolo del mentón con algo de fuerza—. Basta —pegué mi frente a la suya, a la vez que pasaba mis dedos por sus labios húmedos—. Que luego vamos hablar muy seriamente, ¿quedó claro?

Perfecta ImperFecciÓnWhere stories live. Discover now